Sergio San Martín, Quimantú, y nosotros los chilenos

enero 7th, 2025

En la Furia del Libro que tuvo lugar en diciembre en el GAM, encontré el libro «Quimantú y la colección Nosotros los Chilenos», y una foto de mi querido tío Sergio San Martín Muñoz.

Estaba yo visitando la Furia del Libro en el GAM el domingo 22 de diciembre, cuando me encontré con el libro «Quimantú y la colección Nosotros los chilenos«, de Flavia Córdova, Almendra García-Huidobro y Vicente Montecinos (Tiempo Robado Editoras, 2022; esta reimpresión es de junio de 2023). Un libro realmente hermoso, con muchas imágenes, fotos, recuerdos. Me puse a hojearlo con entusiasmo y me pareció ver a mi querido tío Sergio San Martín Muñoz en una foto en la página 83. «Cecilia Urrutia. Los inventores obreros. N° 36 (p. 90), 1973«, dice la lectura de foto. Alude al número 36 de la Colección Nosotros los chilenos, aparecido en marzo de 1973. Ese año yo estaba ingresando a Traducción Inglés-Francés en la Universidad Católica, mi cuarta carrera, después de Economía en la Universidad de Chile (1970), Teoría General de la Música, en el Conservatorio de la Universidad de Chile (1971) e Intérprete de Danza en la Universidad de Chile (1972). Durante muchos años, cuando mi abuelita Laura me veía, me preguntaba: «¿Y qué estás estudiando ahora, Alexito?»…

Sergio San Martín Muñoz trabajando en Quimantú. (Foto del libro «Quimantú y la Colección Nosotros los chilenos», Tiempo Robado Editoras, 2023.)

Nosotros los chilenos circuló quincenalmente (los jueves) entre octubre de 1971 y septiembre de 1973. La primera entrega, Quién es Chile, tuvo un tiraje de 50 mil ejemplares. Se llegaron a publicar 49 fotolibros de más de 90 páginas. La colección fue dirigida por los escritores Alfonso Calderón y Hans Ehrmann. Colaboradores activos fueron Alfonso Alcalde, Fernando Rivas, Francisco Coloane, Luisa Ulibarri, Patricio Manns y Jaime Quezada.

La totalidad de la colección está disponible digitalizada en «NosotrosLosChilenos.cl«.

El libro tiene 184 páginas y muchas fotos excelentes.

La Colección Nosotros los chilenos buscaba responder a la pregunta «¿quiénes somos los chilenos?». «Es común ver en la televisión comerciales que replican estrategias hoy convertidas en cliché: diversidad de paisajes, diversidad de personas y oficios», señala Christian Anwandter en el prólogo. «De alguna manera se ha fosilizado el procedimiento de Nosotros los chilenos, pero despojándolo de su proyecto político. No se acompaña a estas imágenes de un discurso que se articule con categorías de lo social».

Manejamos muchos clichés: el huaso chileno, el jutre, el roto chileno, la belleza del paisaje chileno, pero ¿qué tal si pudiéramos pensar que, en realidad, los trabajadores son los chilenos?

«Sostenemos que la colección representa la intención de la política editorial de Quimantú de disputar la identidad nacional para pensarla inserta en el marco del proyecto político de la Unidad Popular», afirman los autores en la página 56. «Considerando una variedad de aspectos, la colección deconstruye la visión, el imaginario histórico conservador de la nación y sitúa al hombre proletario como sujeto principal, desde una evidente posición de clase. A su vez, con la mirada del presente constatamos una comprensión limitada del rol de otros sujetos, como es el caso de las mujeres y pueblos originarios».

¡Qué tal si los trabajadores somos los chilenos, y no los dueños de la tierra y del capital?

«La colección propone un recorrido a través de Chile y su gente: inserta en el proyecto político de la Unidad Popular, mediante sus libros, se hizo parte de la disputa en torno a la identidad nacional y sobre cómo se comprende y compone Chile. Preguntarse ¿quién es Chile? era sin duda ambicioso, como también complejo; no obstante, ese fue el título del primer número de la colección, causando un impacto que hizo visible a Quimantú y la situó en medio de este debate. El objeto de la disputa era el relato clásico de Chile, ligado a la aristocracia y a la clase dominante, presente en la historia oficial, la de los vencedores. En cambio, la colección Nosotros los chilenos buscaba situar al centro a los marginados de la historia«. (Página 73)

Mi llegada a la Furia del Libro en el GAM.

Completé el largo recorrido por la Furia del Libro, almorcé ñoquis en el Nolita, en un segundo sector de libros me enfrasqué en una conversación prolongada con José Gabriel Feres, fundador del Partido Humanista, alguna vez presidente del Partido Humanista, hoy desencantado de la política, como tantos. Hablamos de esos libros que leíamos cuando estuvimos en Silo (yo milité ahí en 1970, la única vez en mi vida que he militado en algún lado), de los epónimos, de Bruno von Ehrenberg… Me enseñó que H. van Doren era, en realidad, Silo. Me contó que él vivía en José Domingo Cañas, a dos cuadras de nuestro amigo común Dario Ergas. Al poco rato me encontré con Simón Ergas, hijo de Dario. Simón Ergas es ahora il capo di tutti capi en la Furia del Libro, y les ha ido muy bien.  

En este otro lado estaba instalado José Gabriel Feres.

La verdad es que la variedad que ofrece hoy la Furia del Libro no se compara con lo básico que se ha vuelto la FILSA (Feria Internacional del Libro de Santiago), que más encima cobra entradas carísimas ($4.500) viernes, sábados y domingos (y sin descuentos para la tercera edad). Además, la FILSA se realizó en noviembre en el Centro Cultural Estación Mapocho, y no se podía respirar (no había aire).

Después de ese amplio recorrido, volví a comprarme el libro «Quimantú y la Colección Nosotros los chilenos» ($14.000), y compartí, emocionado, la foto de Sergio San Martín Muñoz con una de sus hijas y con una de sus sobrinas directas.

Cuando falleció en Gorbea el tío Sergio en 2018, le escribí estas líneas:

El tío Sergio y yo

(miércoles 13 de junio)

El tío Sergio estuvo a verme el otro día

-cajetillas de cigarros

cajitas de fósforos

pipas y pipitas-

El tío Sergio me quería mucho

No sé por qué

¡Vaya a saber uno

por qué lo quieren a uno!

¡Vaya a saber uno

por qué lo dejan de querer!

Pero algo había entre

el tío Sergio y yo:

la buena onda

la humildad

la sencillez

la perseverancia

el empeño

La recreación

la posibilidad de reinventarse

muchas veces / NO UNA VEZ

el artesano

el agricultor

el escritor

el líder sindical

el trabajador

el comunista

Él me veía

pero no me veía

Él me veía

pero me traspasaba

Él me veía

y sabía en qué yo estaba

Él me veía

y sabía en qué yo andaba

El tío Sergio

estuvo a verme el otro día

-no lo esperaba-

y me deseó el bien.

El auge de la Diosa Madre Siria en el Imperio Romano

diciembre 10th, 2024
  • La llaman “Hammia”, la llaman “Atargatis”; algunos la mezclan con Afrodita e, incluso, con Ceres.
  • En estos años (entre el 200 antes de Cristo y el 300 después de Cristo) todavía existía esta veneración por diosas que se sabe que existieron y predominaron miles de años antes.

Cuando, en junio de 2022, estábamos con mi hijo visitando el Muro de Adriano en el norte de Inglaterra, me llamó la atención una referencia a una Diosa Madre siria.

En una visita al Roman Army Museum (en Carvoran, Northumbria), encontramos lo siguiente:

“The site of Carvoran (Magna) has produced numerous religious dedications including several that were connected with the Syrian archers, including the important Dea Syria inscription and a dedication to the goddess Hammia, who may have been a special protectress of the Syrian archers. Other deities include Belatucadrus and the Veteres. These appear to have been native North British gods, who may have been mainly worshipped by the civilian population at Carvoran.”

Nosotros nos hospedábamos en Carlisle (Northumbria); Carvoran nos quedaba cerca.

 “El sitio de Carvoran (Magna) ha producido numerosas dedicatorias religiosas, entre ellas varias relacionadas con los arqueros sirios, como la importante inscripción Dea Syria y una dedicatoria a la diosa Hammia, que pudo ser una protectora especial de los arqueros sirios. Otras deidades son Belatucadrus y los Veteres. Estos parecen haber sido dioses británicos del norte, que pueden haber sido adorados principalmente por la población civil de Carvoran.”

Quinientos arqueros hamianos, conocidos como Cohors Prima Hamiorum Sagittaria, el único regimiento de arqueros conocido en Gran Bretaña, estuvieron estacionados en Magna (el nombre antiguo de Carvoran) a partir del año 120 d. C.

De regreso en Santiago, me puse a investigar sobre esta Diosa Madre siria y encontré una referencia en Twitter (hoy, X). Era una publicación de Pete Savin, fotógrafo y guía en recorridos de la Hidden History en el Muro de Adriano.

 “A cohort of Hamian archers were based here originally raised in Syria, it’s well worth us calling into the Roman Army Museum here to see the Cattle skull used as target practice and view the Eagles Eye 3D film about Hadrians Wall and the Vindolanda Trust”.

“Aquí estaba instalada una cohorte de arqueros hamianos provenientes de Siria. Vale la pena pasar por el Museo del Ejército Romano para ver el cráneo de ganado utilizado como objetivo de práctica y ver la película Eagles Eye 3D sobre el Muro de Adriano y el Vindolanda Trust.”

Yo le contesté:

“We visited the Roman Army Museum a couple of weeks ago and watched the wonderful Eagles Eye 3D film. I was very interested in the superiority of the Syrian archers (why?), and the worship of that mother goddess Hammia.”

“Visitamos el Museo del Ejército Romano hace un par de semanas y vimos la maravillosa película Eagles Eye 3D. Me interesó mucho la superioridad de los arqueros sirios, y la adoración de esa Diosa Madre Hammia”.

Después, agregué:

“Also in learning that Romans thought religion to be a private practice (!)”…

“También nos encantó aprender que los romanos consideraban que la religión es una práctica privada”… ¡Esto es maravilloso! ¿Cuántos conflictos se habrían evitado si pensáramos que la religión es una práctica privada! ¿Cuántas muertes se habrían evitado si hubiéramos pensado que cada persona tiene derecho a tener la religión que quiera!… Sólo pensarlo estremece.

Pete Savin no respondió nada, pero me puso un “Me gusta”.

VIENEN DE SIRIA

El centro religioso de adoración de la Diosa Madre siria estaba en Hierápolis. No quedaron muchos registros de esta devoción. No obstante, en el fuerte de Carvoran (Northumbria), un soldado del siglo III dejó un registro de su fe con este breve credo en verso en una lápida:

“Frente al León, en el lugar celestial, en la Virgen coronada de espigas, la que primero reveló la Justicia y fundó las ciudades, dones de los cuales ha sido nuestra fortuna conocer a los dioses.

“Así que la Diosa Siria es al mismo tiempo la Madre de los Dioses, la Paz, la Virtud y Ceres, que pesa en su balanza la vida y las leyes.

“Siria hizo surgir una constelación que se ve en el cielo para recibir culto en Libia. De esto hemos aprendido todos.

“Así lo comprendió Marcus Caecilius Donatianus, sirviendo como tribuno en el deber de prefecto por favor del Emperador, guiado por tu deidad.”

“Opposite Leo the Virgin is positioned in the sky bearing ears of corn, she who first revealed Justice and founded cities, the gifts through which it has been positive to know the gods.

“Therefore, the Syrian Goddess is at one and the same time the Mother of the Gods, Peace, Virtue and Ceres, weighing in her balance life and laws.

“Syria brought forth the constellation seen in the sky to receive worship in Libya. From this we have all learned.

“Thus did Marcus Caecilius Donatianus understood directed by your divinity, serving in the post of prefect, with tribune’s rank by the Emperor’s favor.”

Yo no tenía idea que en estos años (entre el 200 antes de Cristo y el 300 después de Cristo) todavía existía esta veneración por diosas que se sabe que existieron y predominaron miles de años antes.

Existe en Siria una ciudad no lejos del río Éufrates que se llama “La Ciudad Sagrada”, y es sagrada para la diosa Hera asiria, escribe Luciano de Samosata (125 a 181 después de Cristo), nacido en Siria. En esa época decir “asirio” era como decir “sirio”.

En De Dea Syria, Luciano se refiere al templo de Atargatis y Hadad en Hierápolis en Siria (80 kilómetros al noreste de Alepo). Hoy esta ciudad se conoce como Manbij. “Como centro del culto a la diosa siria de la fertilidad Atargatis, pasó a ser conocida por los griegos como Hierápolis, la ‘Ciudad Santa’.”

Atargatis se podría identificar con Hera. Y Hadad con Zeus. Pero también es necesario considerar a El (que sería Apolo).

Medalla de Hierápolis (342-331 a. C.) que muestra un busto de Atargatis usando una corona con una media luna y un círculo a su lado (a la izquierda) y al rey Abdahad conduciendo un carro. – Coin from Hierapolis / Bambyke (342-331 BCE) depicting a bust of Atargatis / “Atarateh” in Aramaic wearing a crown with a crescent and circle to her side (left) and king Abdahad driving a chariot (right)
(Classical Numismatic Group under a CC 2.5 license)

Es muy interesante la definición de Atargatis que hace el Oxford Classical Dictionary: “Atargatis (arameo Atar-Ata), diosa de Hierápolis-Bambyce en Siria, cuyo nombre habitual entre griegos y romanos era «Diosa Siria» (Dea Syria); Diosa Madre, dadora de fertilidad. Su templo fue reconstruido alrededor del 300 a. C. por Estratónice, esposa de Seleuco I (ca. 358-281 a. C., un comandante griego en el ejército de Alejandro Magno, que reinó en Babilonia y Siria desde el 305 a. C. al 281 a. C.). Su consorte era Hadad; el trono de éste estaba flanqueado por toros, el de Atargatis por leones. En Ascalón, Atargatis era representada mitad mujer, mitad pez. Los peces y las palomas eran sagrados para ella”.

LA VIRGEN CELESTE

A Atargatis se la representaba comúnmente con la corona mural y sosteniendo una gavilla de grano, mientras que los leones que sostienen su trono sugieren su fuerza y ​​su poder sobre la naturaleza.

Dice Sir James George Frazer —en “The Golden Bough” (capítulo 10, “El dios ahorcado”— que en el solsticio la Virgen que concebía y paría un hijo el 25 de diciembre era “la gran diosa oriental que los semitas llamaron la Virgen Celeste o simplemente la Diosa Celestial; en los países semíticos era una forma de Astarté”.

En el capítulo 9, “Atis”, Frazer afirma que el santuario de la gran Astarté siria de Hierápolis (uno de los centros religiosos más importantes del mundo antiguo), frecuentado por “enjambres de peregrinos y enriquecido por las ofrendas de Asiria y Babilonia, de Arabia y Fenicia, fue quizás en los días de su auge el más popular de oriente”.

Acá nos encontramos, en realidad, con una asimilación de varias diosas. La Britannica establece que la diosa Atargatis era “generalmente considerada como una forma de Afrodita. Su naturaleza se parecía mucho a la de su contraparte fenicia, Astarté, aunque también mostraba cierto parentesco con la Cibeles anatolia”.

Y no hay que olvidar que Marcus Caecilius Donatianus la asimilaba con Ceres.

En “Las metamorfosis”, de Apuleyo, Isis revela que ella, Ceres y Proserpina, Artemisa y Venus son aspectos de la única “Reina Celestial”; cf. Juno Caelestis, “Reina del Cielo”, la forma romanizada de Tanit, deidad principal de los cartagineses. Esto viene citado en el libro “The Virgin Goddess: Studies in the Pagan and Christian Roots of Mariology” (“La Diosa Virgen: Estudios sobre las raíces paganas y cristianas de la mariología”), de Stephen Benko (Brill, 1993). Benko sostiene que muchas de las características y atributos de la Virgen María fueron heredados de diosas paganas como Isis, Astarté y Cibeles.

El secreto de la felicidad

octubre 25th, 2024

En octubre de 2011, publiqué en el blog de la revista «Caras» esta nota sobre la importancia de la felicidad. Yo por ese tiempo era el Coordinador de Información y Difusión del Programa Unión Europea del Departamento de Relaciones Internacionales de CONICYT (me gustaba el nombre en inglés de ese cargo), pero llevaba un buen rato escribiendo para el blog de «Caras». Estábamos en el primer gobierno de Sebastián Piñera. Su ministro de Desarrollo Social era Joaquín Lavín. Y reflexionamos sobre la felicidad citando a Epicuro y a un proyecto Fondecyt que encabezó la Dra. Berta Schnettler en la Universidad de la Frontera. Han pasado muchos años. En la última FILSA, me compré un libro de Epicuro: «El objetivo supremo de la filosofía es conseguir la felicidad» (RBA, España, 2019). En la página 85 dice: «Nietzsche encontró una imagen que ilustraba muy bien la doctrina epicúrea, al indicar que ‘un pequeño jardín, higos, un poco de queso y, además, tres o cuatro amigos: ésta fue la opulencia de Epicuro’. Esa estampa representa una escena de simplicidad, humildad y bienestar; una total plenitud a la que no se necesita sumarle ningún bien material más.» (¡Cómo han distorsionado a Epicuro!)

Este soy yo, Alexis Jéldrez, muy feliz en una foto de la gran Carmen Gloria Escudero.
(Tal vez hace veinte años…)

EL MINISTRO DE DESARROLLO SOCIAL se mostró interesado en medir el grado de felicidad de los chilenos. “Cada vez más países están comenzando a medir el bienestar subjetivo, o sea la percepción, cómo se siente la persona”, explicó Joaquín Lavín, presentando la nueva encuesta Casen. “Es feliz o no es feliz con su vida, y qué hace la felicidad. La salud, el dinero o el amor”.

El tema se ha estudiado científicamente. El mes pasado se dio a conocer un estudio de la Universidad de la Frontera que revela que tener sentimientos positivos y estar a gusto con la alimentación son dos cosas indispensables cuando se quiere evaluar la satisfacción con la vida.

Así de importante es la comida. Tanto, como los sentimientos positivos. (O así lo percibe la gente.)

La investigación, que forma parte del proyecto Fondecyt “Relación entre bienestar subjetivo, alimentación y comportamiento de compra de alimentos” utilizó una muestra de 316 personas de Chillán, Concepción, Temuco y Puerto Montt.

Se ha definido el concepto de “satisfacción” como una evaluación positiva que una persona hace de su vida. El estudio determinó que la satisfacción con la alimentación aumenta la satisfacción con la vida. Lo que se explica por las circunstancias que rodean también al acto de alimentarse. Se come compartiendo con otras personas en un evento agradable. Hasta la maniobra de ir a comprar las cosas es agradable, cosa de observar en un supermercado el regocijo de las personas que preparan un asado. Por ejemplo, los sábados como a la una de la tarde llega el equipo de futbolito a la sección “Carnes” y se regocija escogiendo: “¿Le pondremos unas chuletitas?”, dice uno. Otro aparece con un enorme saco: “Me han dicho que este carbón se prende solo”. “Ya traje las marraquetas para los choripanes”… No han comido nada, pero ya están disfrutando.

Después, todo el ritual de hacer el asado es algo maravilloso. Desde ensuciarse con el carbón a preparar los cucuruchos de papel. Todo se comparte, todo es divertido.

En la FILSA, me compré un libro de Washington Irving, y un par de textos sobre Epicuro y Kant.

EL PLACER DE CONVERSAR SIMPLEMENTE

Siempre he pensado que la comida es un atajo (difícil de superar) al placer fácil e inmediato: basta morder una barra de chocolate y uno se siente recompensado, gratificado.

Es difícil combatir eso. Es difícil luchar contra la obesidad.

No hay soluciones, pero hay lomitos”, dicen algunos, arguyendo que, de todas las cosas de la vida, sólo disfrutan el comer.

Pocas cosas me dan placer, pero el manjar es una cosa segura.

Obviamente, no es así. Muchas otras cosas dan placer y ayudan a la sensación de felicidad. Una de ellas es la tranquila conversación con los amigos. La conversación inteligente sin la talla fácil ni la broma destructiva.

También está la combinación de los placeres: uno arriba de otro, como en una torta de milhojas. De niño yo disfrutaba del desayuno en la cama, leyendo un libro de Emilio Salgari y escuchando hermosas melodías en la radio.

Una persona me contaba el otro día una velada que había tenido en su casa con un amigo. Mientras uno se puso a comer un resto de goulash que había quedado del almuerzo, el otro se tomaba un trago. Estuvieron así mucho rato conversando y al final dijeron: “¡Pucha que se necesita poco para ser feliz!”.

En circunstancias precarias, la satisfacción es más simple: para Primo Levi, en un campo de concentración nazi, “tener un trapo seco sería una auténtica felicidad”.

En la abundancia, es más complejo. Uno tiende a sospechar que la gente que tiene mucho dinero tiene muchas preocupaciones también (una de ellas, la preocupación de que te roben). Y, como dice el blues de Muddy Waters, no puedes perder lo que no tienes.

Ahora, la buena onda (“los sentimientos positivos”) es esencial.

Hay otros factores también, como la salud, la familia, la relación de pareja, el trabajo…

El placer de comprar de manera compulsiva (¿zapatos?).

Y el sexo. El placer sexual. Un periodista investigó hace años los siete placeres principales que experimentaban las personas. Para algunos, el placer sexual era insuperable. Una editora declaró que un golpe periodístico le producía mayor satisfacción aún. Otros mencionaron leer un buen libro, tomar un buen trago, escuchar una buena obra musical o ver una buena película.

Creo que el propio Epicuro, citado por Nietzsche, decía: “¿Qué es la felicidad?: Una tarde sentado bajo un árbol, algunos higos, un par de amigos”.

No más que eso. Pocas cosas.

Y permitirse ser feliz.

Y darse cuenta de que uno es feliz porque está ahí, arropado, viendo una buena película con los hijos.

Osvaldo Jeldres, autor y compositor, falleció a los 84 años

julio 22nd, 2024

El autor de “Llorando en el andén”, “Si me miran a los ojos”, “El rey y yo” y más de 200 composiciones populares dejó de existir en Melipilla el 28 de agosto de 2014. Detective, bailarín, compositor, cantante, escritor, brilló en muchas facetas. Decía haber descubierto lo que le gustaba a la gente.

“Toda la gente ya saliendo va de la estación, y este bullicio cruel aumenta mi gran ansiedad”…

No fue una sorpresa cuando me avisaron que mi tío Osvaldo —el destacado compositor Osvaldo Jeldres— había fallecido (el jueves 28 de agosto de 2014). Ya los últimos sobrinos que lo visitaron en una casa de reposo en Melipilla habían dicho que se estaba apagando, que se estaba extinguiendo.

No tuvo hijos mi tío Osvaldo en sus 84 años; nunca se casó.

Mi tío Osvaldo y mi abuela Sabina Martínez Cabezas. Ellos se quisieron mucho (toda la vida).

Yo no quise ir a verlo en sus últimos momentos (llevaba varios meses con Alzheimer), preferí recordarlo gracioso, como la última vez que me convidó a comer unas ostras en calle Holanda, frente al antiguo Hospital Militar y me confesó que durante su vida había sido terriblemente flojo:

“¡Por Dios que he sido flojo!”, me dijo de repente. “¡Tuve tantas oportunidades!, ¡podría haber hecho tantas cosas!, ¡pero fui terriblemente flojo!”.

En los años 60, mientras me enseñaba lo peligroso que era sacar la dama muy al comienzo en el ajedrez, mi tío Osvaldo me comentaba que él había sido muchas cosas y podría ser muchas otras, y que si le iba mal, simplemente se dedicaba a algo más.

Varios hermanos Jeldres (eran muchos, la gran mayoría profesores). Osvaldo, mi papá (Humberto), mi tío Lucho. Mis tías Ema y Tita. Mi papá era doce años mayor que mi tío Osvaldo.

“En cada rostro yo creo verte pasar, todas las cosas giran y se van… con el rugir del tren.”

Comenzó siendo detective. “Rati”, decía él. Cuando en 2007 se celebró el centenario de Quitratúe (el pueblo natal de los numerosos hermanos Jeldres), la productora Grafitel TV entrevistó a Osvaldo. Allí cuenta que, después de estudiar en un liceo de Temuco, se vino a Santiago a estudiar medicina veterinaria en la Universidad de Chile, pero que simultáneamente trabajó para la policía de Investigaciones.

Después, fue bailarín del Ballet Nacional Chileno. Un artículo publicado por Yolanda Montecinos en la Revista Musical Chilena en 1962 cita varias participaciones de Osvaldo Geldres.

(En ese tiempo, mi tío se escribía “Geldres”, con “g” y con “s”. Después pasó a “Jeldres”, con “j” y con “s”; en los últimos tiempos, se firmaba “Jéldres”, con “j”, con “s” y con acento —que no corresponde— en la primera “e”.)

Mi tío Osvaldo y yo, jugando a tocar el piano en la casa de mi hermana Paulina.

En 1957, bailó de huaso con Gloria Legisos (Miss Chile en 1954) en “Milagro en la Alameda”, de Ernst Uthoff —en esos tiempos el Ballet Nacional funcionaba en el Teatro Victoria. Fue juglar en El Saltimbanqui (1961), también de Uthoff, junto a la querida Chela Gilberto y a mi maestra Elly Griebe. (Cuando yo ingresé a Danza, en 1972, mi tío me decía: “Lo que más debes cuidar es la espalda”.)

Fue Pueblo en “Surazo”, de Patricio Bunster (1961).

Yo lo vi en Coppelia una vez que la fueron a presentar a un auditorio en Tejas Verdes (era el esqueleto). Nosotros vivíamos en San Antonio en ese tiempo, y mi tío aparecía por allá en un “huevito” (Isetta BMW), uno de los autos más divertidos que se haya inventado.

(ESTRIBILLO: OSVALDO TENÍA UN TALENTO ESPECIAL PARA LOS ESTRIBILLOS):

“¿Por qué no estás? ¿Por qué tú no has llegado? ¿Debo pensar que hoy ya te perdí? ¿Debo creer que tú me has olvidado? Todas las cosas me están diciendo ‘¡sí!’.”

Osvaldo estaba siempre riéndose. Era muy divertido. Contaba chistes infinitamente. Decía que era como se entretenían con el cuerpo de baile cuando andaban en gira. Le gustaba pelear con mi papá (doce años mayor) en la playa. Gozaban revolcándose como cachorros en las arenas de Llolleo.

Y así como había sido detective, así como había sido bailarín, de un día para otro amaneció escribiendo canciones: autor y compositor, como le gusta observar a él, ya que componía la letra y la música. Eso me decía mientras destrozaba mis jugadas de ajedrez y me comía la dama. “Nunca expongas la dama al comienzo del juego: lo importante es que hagas participar a todas las piezas”.

No es trivial escribir letra y música: dos de los más grandes compositores de todos los tiempos (Richard Rodgers y George Gershwin) sólo hacían la música. En el caso de Rodgers, la letra de sus canciones fue de Lorenz Hart o de Oscar Hammerstein II; en el de Gershwin, de su hermano Ira.

Osvaldo Jeldres tiene ¡217 canciones! inscritas en la SCD.

Uno de sus primeros temas fue un tremendo éxito interpretado por Marisa: “Llorando en el andén”, una canción con ambiente de trenes, que recuerda tal vez a su hermano Tránsito Segundo Jeldres, el querido tío “Chundo”, ferroviario de toda la vida… (La alusión a los ferrocarriles ha sido frecuente en la música popular. Poco antes había triunfado “El twist del tren”, de Sergio Inostroza. Más reciente es el “Tren al sur”, de Jorge González.)

Con Marisa también obtuvo Gaviota de Plata en el Festival de Viña del Mar 1971 gracias a “Si me miran a los ojos”. (En la entrevista que le hace Grafitel TV, Osvaldo se enorgullece de la versión que hace el puertorriqueño Danny Rivera de esta canción, que tuvo mucho éxito en Estados Unidos.)

Volvió en 1974 al Festival de Viña con Arturo Millán y “Tierra, tierra, mi tierra”, dedicada a su pueblo natal. En los comentarios de YouTube se lee: “es imposible no destacar quien escribió con tanto sentimiento cada letra de sus canciones como es don Osvaldo Jeldres, un hombre de rasgos sencillos, nacido en 1929 en Quitratúe”.

Por esos años, mi tío era devoto de Il Bosco, el restaurant de la Alameda cerca de San Antonio. Yo me lo encontraba a veces por ahí y nos comíamos un sándwich. Allí estaba toda la bohemia, comandada por Rodolfo Gambetti.

Volvió a ganar la Gaviota de Plata en 1990 con José Luis Arce y “Pero más vale el amor”. La canción originalmente iba a ser interpretada por Alejandro de Rosas.

Desde 1970 en adelante, Osvaldo participó en muchos festivales a través de todo Chile y en el extranjero. Y ganó muchos de ellos. Su tarjetón menciona el de Angol, el de la Guinda (éste era en El Romeral, de Curicó hacia la cordillera), el de la Uva y Durazno, Molina. Uno de sus favoritos era el Festival del Huaso de Olmué.

En la entrevista de Grafitel TV comentó que había ganado un festival en Colombia. También lo hizo en Roodepoort (Sudáfrica), Trujillo (Perú), Grecia, Brasil, Venezuela…

Durante algún tiempo —después que Fernando Ubiergo pone de moda a los “cantautores”—, también se presentó como intérprete en muchos festivales. En las fiestas familiares, sacaba un cassette con la base musical y se ponía a cantar sin hacerse de rogar “Pero más vale el amor”.

Osvaldo Jeldres recibe de parte del Presidente Sebastián Piñera y de su esposa Cecilia Morel una pensión de gracia «por su esfuerzo por ayudar a construir la cultura popular chilena».

A mí, personalmente, me gustaba mucho la canción “Sus bellos ojos negros”, que cantaba María Teresa, una cantante muy popular de la Nueva Ola hacia 1966. Ella era española, me parece, e hizo hartas fotonovelas (muchas veces junto a Larry Wilson), como se acostumbraba en esos tiempos.

Es curioso que muchos van a recordar a Osvaldo Jeldres por el tema que samplearon los Beastie Boys y que después fue incorporado en el juego Grand Theft Auto V (GTA V). La canción “El rey y yo” data de 1969. Los Beastie Boys la samplearon en el tema “The Move” (minuto 2:55) del álbum “Hello Nasty” (1998).

Jeldres estaba orgulloso de esta inclusión de su tema en una canción de los Beastie Boys. Él usaba unos tarjetones de visita gigantescos que por un lado decían “Osvaldo Jéldres, autor y compositor” y por el otro lado exhibían un escueto listado de grabaciones (no cabrían sus 217 canciones) que encabezan los Beastie Boys. Le siguen Los Ángeles Negros, José Luis Rodríguez (“el Puma”), Cecilia, Marisa, Antonio Zabaleta, Dean Reed, Gloria Benavides y Danny Rivera, entre otros).

El caso del cantante estadounidense Dean Reed fue curioso. Nacido en Denver (Colorado), tuvo varios éxitos a fines de los años 50, como “Nuestro romance veraniego”, “Un par de tijeras” y “La búsqueda”. Estas canciones fueron muy populares en Chile en ese tiempo; las radios las tocaban todo el tiempo. Dean Reed comenzó a venir mucho a nuestro país, cantaba en las radios, lo entrevistaban. Le encantaba gritar “¡Viva Chile, mierda!”. Lo encontraba lo más divertido. Después, pasó a militar en la izquierda, y le llamaban “El Elvis Rojo”.

En una disquería de Buenos Aires, al lado del mítico Rex, en Corrientes, encontré un álbum entero (creo que de 1972) compuesto por Osvaldo Jeldres y cantado por Dean Reed. Me llamó la atención porque el tío Osvaldo nunca fue de izquierda. Un día le pregunté por qué había hecho ese disco. Nos encontramos en la calle Bernarda Morín: él iba a buscar su cheque de la SCD; yo trabajaba en Conicyt. Almorzamos en el Café Real Madrid, de Salvador. Mi tío me contó que en ese tiempo él era asesor del sello Odeón, y le pidieron que compusiera estas canciones para Dean Reed, y él lo hizo.

La verdad, mi tío componía de todo. También hizo mucha música chilena. PortalDisc ofrece para descargar el álbum “Donde termina la tierra” (2006), “una selección de sus mejores obras musicales chilenas”; se incluye una hermosa canción de cuna: “Duraznito en flor”. También, “Seamos como los niños”, que ganó el Festival de Angol con Los Cantores del Sur.

Sin ser religioso, hizo canciones para el Padre Hurtado.

Como es natural, le gustaba escribir poemas. Tenía un libro de “poemas ecológicos para niños”: “Para comprar un mañana” (Editorial San Pablo, 1994), que fue considerado como material didáctico complementario de la educación chilena.

Pero lo suyo era la música popular: quedar en el alma del pueblo. Alguna vez, hace mucho tiempo, me comentó: “Yo sé lo que le gusta a la gente, y eso es lo que les doy”.

Ahí se quedó Osvaldo, en el corazón de la gente.

Osvaldo Jeldres no va a morir nunca.

Sus canciones se quedaron en el pueblo.

(ESTA ES LA MEJOR PARTE):

“Gritos y risas me llegan desde lejos. ¿Estarás tú riendo así también? Y el viento aquí se ha llevado un lamento de un corazón que llora en un andén.”

Marisa, quien tuvo la gentileza de acompañar a Osvaldo en su último momento en Melipilla, me contó que cuando cantaba esta canción era impresionante, porque todo el público se la sabe y la corea sin cesar.

El asesino mata otra vez

octubre 18th, 2023

Bombástico, dinámico, eufórico, energético, vuelve Jerry Lee Lewis («El Asesino»), leyenda del rock and roll, y uno de los más importantes pianistas de rock. Lo trae la película «Bolas de fuego».

El 11 de febrero de 1990 publiqué esta crónica sobre Jerry Lee Lewis en la «Revista del Domingo» de «El Mercurio». Yo ya había escrito varias otras crónicas sobre grandes del rock, como Elvis Presley, Chuck Berry, Brian Jones y John Lennon (dos veces), y me llamaron de la distribuidora de la película «Great Balls of Fire», con Dennis Quaid y Winona Ryder jovencita. Fui a una función de preestreno arriba del Teatro del Ángel. Lo atendían muy bien ahí a uno: te servían un sándwich y un trago.

Nadie conocía acá a Jerry Lee Lewis en ese tiempo. «¿Te refieres a Jerry Lewis?», me decían.

Como en varios otros artículos sobre música de los años 50, mi entrevistado fue el productor musical Carlos Arancibia Castillo, experto en rock and roll.

Este es el comienzo de la crónica en la «Revista del Domingo» de «El Mercurio» de 1990.

ESTA historia ocurrió hace mucho tiempo, más de treinta años. Trata de un humilde joven de Louisiana que llega rápidamente a ser famoso, a vender un millón de discos e, incluso, a desafiar al ¡Rey del Rock and Roll!…

Todo esto ocurre muy rápido. El ascenso. Y también la caída. Cuando parece por un momento haber alcanzado la cima, su estrella se apaga y el muchacho se desploma. Cuenta con 22 años, ha tenido tres esposas, ha conocido la fama, el éxito y el fracaso, y su vida ha terminado. Lo demás, es sobrevida.

Jerry Lee Lewis y Elvis Presley nacieron el mismo año (1935), a ambos los descubrió la misma persona (Sam Phillips), grabaron para el mismo sello (Sun Records), en la misma ciudad (Memphis), el pequeño pueblo de Tennessee que le dio el vamos al rock and roll entre 1956 y 1958.

Hoy, Jerry Lee cuenta 54 años, ha tenido seis esposas (ha enterrado dos), ha bautizado a cuatro hijos (ha enterrado dos), y cuando le mencionan la película que se ha hecho sobre su vida (Great Balls of Fire se estrena esta semana en nuestro país), comenta:

No pueden hacer una película completa sobre mi vida; aún la estoy viviendo. No pueden hacer una película completa sobre mi manera de tocar el piano; aún estoy tocándolo. No pueden hacer una película completa acerca de mis esposas; aún estoy casándome con ellas.

EL DESAFÍO

Jerry Lee conoció a Myra Gale Brown, hija de su primo hermano J.W. Brown, en febrero de 1956. Él quería que J.W. le presentara a Sam Phillips:

-Yo estaba en la cocina haciendo mis tareas cuando de pronto aparece mi padre con este joven de ojos rápidos -recuerda hoy Myra para la revista People-. Era buenmozo; usaba una camisa vaquera roja y botas vaqueras, y se veía como un pequeño campesino.

Jerry Lee tenía 22 años; ella, 13. Él estaba aún casado con su segunda esposa.

Ese verano intercambiaron su primer beso en una piscina. Al poco tiempo, tuvieron relaciones. Myra revela en su autobiografía -sobre la cual se escribió el guión del filme- que un vecino la violó a los 12 años.

Mientras tanto, Jerry Lee ha grabado un primer tema, Crazy Arms, con algún éxito. Más repercusión tiene su segundo tema, Whole Lotta Shakin’ Goin’ On, pero algunas radios se rehúsan a tocarlo por obsceno.

(Whole Lotta Shakin’ Goin’ On es una canción que grabó primero Big Maybelle en marzo de 1955. Alvin Lee, de Ten Years After, le rindió un tributo en Woodstock, en 1969).

Lewis triunfa de una vez por todas con Great Balls of Fire, que hoy suena en una publicidad de cigarrillos Kent y en una espantosa mezcla perpetrada por los Mastermixers.

Pero en ese tiempo casi no se escuchó en Chile.

-Acá no tenía distribuidores -nos dice el productor musical Carlos Arancibia Castillo (47, experto en rock and roll, y quien posee una colección de casi cuarenta elepés de Lewis)-. Se le escuchó no más de cinco veces en ocho años. Posteriormente, cuando el rock and roll ya había perecido a manos del pop, la Philips chilena editó un disco de Jerry Lee. Fue hacia 1965.

Great Balls of Fire y Whole Lotta Shakin’ obtuvieron discos de oro. Breathless y High School Confidential pasaron raspando. Convertido en gran estrella, El Asesino (su apodo desde niño) le pidió a Myra que se casaran. No le costó convencerla: a ella le cargaba el colegio (iba en Octavo) y le tenía pavor a la Bomba (atómica).

Justo en este momento, Elvis se va a hacer el servicio militar a Alemania. Le queda el camino libre a Jerry Lee para convertirse en el nuevo Rey del Rock and Roll.

Esta es la segunda página y final de la crónica de 1990 en la «Revista del Domingo» de «El Mercurio».

EL ESCÁNDALO

Lo tiene todo. Es bastante más salvaje que Elvis, más iracundo, más espectacular. Pese a que su instrumento, el piano, lo obliga a una posición más bien estática, le saca todo el partido posible, y hace una ventaja de una desventaja. Es peligroso pararse detrás de él cuando está tocando: en algún momento arrojará la banqueta lejos, se parará, seguirá tocando con una mano mientras con la otra se saca la corbata y la chaqueta, y nunca pierde el compás de boogie-woogie que lo caracteriza. Luego, insólitamente, martillea el teclado con los codos, las rodillas, los pies, el trasero. Sin perder el compás.

Se le considera el padre de los tecladistas de rock como Elton John o Billy Joel. Más importante que Fats Domino o Little Richard. Insuperable. El día que se presentó el filme Great Balls of Fire en Estados Unidos, el tecladista de un conjunto actual comentó:

-Lewis inventó el piano de rock and roll. No sé cómo puede tocar tan rápido. Cuando lo hago, quedo con tendinitis.

En mayo de 1958, como un nuevo Alejandro Magno, Lewis se lanza a la conquista del mundo. Estados Unidos le aprieta por aquí. Le queda estrecho. Llega a Inglaterra (donde es más popular que Elvis) para comenzar su primera gira europea.

El Asesino insistió en llevar a Myra. Su manager le advirtió que no era buena idea. Cuando llegan al aeropuerto, un reportero le pregunta:

-Y usted, ¿quién es?

-Soy su esposa -contesta la niña con naturalidad.

El escándalo fue grande. La gira fue anulada. En Estados Unidos muchas radios prohibieron sus discos.

Aquí termina la película, pero no la vida de Jerry Lee Lewis. Ojalá Jerry Lee hubiera podido también bajar el telón y poner The End, pero la vida no es así. Los hombres tienen su cuarto de hora; después, son fantasmas con tristes papeles en Las Vegas, ¿o no, Elvis? Este fue el corto cuarto de hora del salvaje Jerry Lee Lewis.

EL EPÍLOGO

Ellos siguieron casados trece años más (el matrimonio más largo del Asesino).

A fines de los años 60, Jerry Lee bebe mucho. Afuera, la engaña. En casa, la golpea. Hacia 1969, Myra vive tomando tranquilizantes. Una noche, la llama Jerry Lee y la empieza a insultar por teléfono. Myra toma el revólver del velador y le dice que se va a volar la cabeza. El Asesino le responde:

-Pon el teléfono cerca, para poder oírlo.

Eso fue lo último. Myra se dio cuenta de que ya había aguantado demasiado. Lo abandonó por el detective que había contratado para documentar las infidelidades de Jerry Lee. Hoy, es una corredora de propiedades de éxito en Atlanta.

Jerry Lee sigue actuando. Llegó a tener cerca de 250 presentaciones por año hasta que en 1981 casi lo dieron por muerto debido a una úlcera estomacal. Su estilo de tocar el piano es siempre el mismo: endemoniado, diabólico, aunque él siente que es un talento divino.

-He tenido una vida realmente dura, pero no creo que vaya al infierno. Si lo pensara, probablemente haría algo acerca de ello muy rápido.

La preocupación es dura, pues Jerry Lee, como su primo Jimmy Swaggart, fue criado en la fe pentecostal, en la que el Demonio es cosa seria.

Respecto a su primo Jimmy Swaggart, que visitó Santiago y Bucalemu hace tres años, Lewis dice:

-Tengo que ponerlo en el buen camino de nuevo. Y él probablemente dirá lo mismo de mí. ¡Ah, pero todos somos seres humanos y cometemos errores! No somos perfectos.

La crónica completa. Fue acompañada de un programa en la Radio Infinita el domingo 11 de febrero de 1990 y de una publicidad del Toyota Corona 90, «la elegancia de la nueva década».

Mi 1973

septiembre 10th, 2023

En septiembre de 2013, me publicaron esta columna en el blog de la revista «Caras«. Tuvo mucho éxito: durante un buen tiempo fue lo más leído. Recibí muchas felicitaciones. Sería inútil colocar la dirección de la página web porque ya no existe. Recordé cómo viví ese 1973. Mis recuerdos de Víctor Jara, a quien veíamos frecuentemente en el Conservatorio de la Universidad de Chile. De Joan Turner y Patricio Bunster, mis profesores en la Escuela de Danza. De Andrés Pérez Araya, mi amigo y compañero de Danza. Justo habían estrenado una obra sobre Víctor Jara.

EL SÁBADO PASADO fui al GAM a ver la impresionante obra Víctor sin Víctor Jara (http://www.gamtv.cl/?p=8330). Participan cinco familiares de ejecutados políticos, cinco músicos y treinta actores. Me pareció maravillosa.

Conocí a Víctor Jara.

Entre 1971 y 1973, estudié en el Conservatorio de la Universidad de Chile. Primero, para profesor de teoría y armonía. Después, para intérprete de Danza.

Cuando estaba en Danza, Joan Turner, la esposa de Víctor, era mi profesora de Moderno. Ella era hermosísima, parecida a Julie Christie, pero más bonita. Se vestía con largas túnicas hippies y hablaba como gringa.

Mi profesor de Taller era Patricio Bunster. No nos llevábamos muy bien. Él me encontraba poco versátil: “¡No podís hacer el Hamlet siempre!”.

Bueno, ése ha sido mi destino.

A veces, cuando faltaba don Osvaldo o Pepita para acompañarnos en el piano, Víctor se sentaba en la batería y nos llevaba el ritmo para que nosotros bailáramos. «Víctor, tócanos algo en 4/4», le ordenaba Joan.

Él era dulce y gentil; sencillo, como lo recuerda Fernando Álvarez en CIPER Chile (http://ciperchile.cl/2013/09/05/la-ultima-actuacion-de-victor-jara/). 

Una vez, Joan nos dijo: “Va a cantar Víctor a la tarde en el IEM, para que vayamos”.

Allá partimos todos, felices. El IEM (Instituto de Extensión Musical) quedaba en la calle Tarapacá (donde hoy está el Cine Arte Normandie), así que nos fuimos caminando desde la calle Compañía.

Llovía, y la Reina de Danza me pidió que yo la protegiera con mi paraguas. Yo estaba profundamente enamorado de ella, y me habría encantado decirle miles de cosas hermosas, pero las palabras no me salieron…

Esa noche Víctor se presentó solo en el escenario con un poncho negro y su guitarra. Tocaba maravillosamente. La sala estaba llena y todos estábamos deleitados. El derecho de vivir en paz, esa curiosa mezcla de rock y folklore, era un éxito en esos momentos. Sonaban los primeros curiosos acordes y la sala estallaba en aplausos.

Nadie recordaba que los Blops no estaban allí: Víctor lo llenaba todo con su tremenda voz.

Era la época de las utopías y de las descalificaciones. Uno se encontraba con ellas a la vuelta de la esquina. Tenía un amigo que cuando me veía me decía: “¿Cuándo te vas a decidir a hacer algo por ti mismo?” (como si yo estuviera puro leseando porque no pertenecía a su movimiento).

Me recuerda esa frase: “Sus amigos debían estar de acuerdo con sus arquetipos morales; a los seres distintos de sus arquetipos, les hacía la cruz para siempre”.

En la Sala La Reforma (hoy, Sala Isidora Zegers) florecían las utopías. Recuerdo haber visto a Silo (eran tres días de conferencias) y a Bautista Van Schouwen en ese escenario.

Con vestón y corbata se presentó el maestro Silo el primer día, “como si fuera igual que los viejos grises y caducos” que estaba combatiendo. Era la época del Poder Joven, que levantaba a cada hijo contra su padre. Demostrando una gran indiferencia por la manera de vestir (que era tan importante en esos años), al segundo día llegó con un terno de blue-jeans y un beatle azul muy juvenil, “pero definitivamente poco revolucionario”. Además, fumó sobre el escenario (lo que fue criticado).

El tercer día la conferencia fue prohibida por alguna autoridad. Afuera estaban todos los siloístas, y uno de los dirigentes, que había sido mi “epónimo” cuando yo pertenecía a Silo en 1970 (la única vez que he militado en algo), se ofreció a devolverme el dinero si le pasaba la entrada. “De ninguna manera”, le respondí yo. “La voy a usar para ingresar al Cielo”.

Cuando se presentó Bautista, la sala estaba realmente agitada, llena de gritos, y “El Batri” comenzó a hablar despacito, despacito. Todos se comenzaron a callar para escuchar lo que decía el líder del MIR, y ahí Van Schouwen se largó. Hablaba muy bien.

Era una desesperación por creer fuertemente en un arquetipo, en algún ideal. Un gran amigo mío, que de lolo me acompañaba en mis correrías por la Villa Macul, amaneció evangélico un día. Me acuerdo que un día llegó a mi casa y yo estaba muy ocupado tocando batería en el living con la música de la obertura Egmont, de Beethoven. “¿Cómo suena?”, le dije yo. “Maravilloso”, me respondió, “pero escucha esto”… Y se puso a leerme la Biblia.

Al poco tiempo, mi amigo era maoísta y pertenecía a un partido muy pequeño (menos de diez personas). Incluso se fue a vivir a una población por un tiempo.

Ya estaba de regreso en su hogar, cuando lo fui a saludar para su cumpleaños, y le dije que no me interesaba su propuesta revolucionaria, y me echó de su casa. Hasta ahí no más llegó su “liberalidad”, su amplitud de criterio. Yo en ese tiempo era súper desubicado (y ahora también).

En Danza mi gran amigo era Andrés Pérez, quien se instalaba en la salita de al medio al sol a leer el Ulises, de James Joyce. “¡Todavía voy en el mediodía!”, se reía. Yo estaba leyendo a Virginia Woolf y a Andrés le encantó Orlando. Durante enero de 1973, fuimos a ensayar al Bafona en la calle Morandé con Jaime Quintanilla para mantenernos en forma. Andrés andaba con el Popol Vuh y nos asomábamos a ver cómo ensayaba Rosa Ramírez. El hijo que tuvieron —el famoso músico— nació justo el 11 de septiembre de 1973.

Yo también tenía 20 años, y me acuerdo claramente de esa mañana de martes, caminando desolado por la calle Armando Moock, y encontrándome con don Osvaldo, que tocaba piano en nuestras clases de Danza.

El Golpe de Estado nos tomó a todos por sorpresa. A casi todos. El domingo 9 de septiembre de 1973 yo estaba almorzando en la casa de un amigo. Su padre era uno de esos empresarios que se había negado a seguir trabajando en Chile cuando Allende salió elegido. Prosiguió negocios en países vecinos. Estaban de visita otros empresarios del rubro automovilístico, y uno de ellos dijo: “Esto se acaba el martes”.

En los ríos de Babilonia, cantamos los salmos del rey David

septiembre 24th, 2017

El otro sábado estaba escuchando por radio el emocionante empate de la “U” con O’Higgins, cuando la barra (más de 25 mil personas) se pone a cantar un cántico de amor: “¡Vamos, vamos, Leones; vamos, vamos a ganar; una vez más; que tenemos que ganar!”. (No pasa nada; nos gusta la “U”.) Y de repente me doy cuenta de que son los “Ríos de Babilonia”, de Boney M. (Nos gusta la “U”; no importa la lluvia ni el frío.) Esa canción que se ha mencionado ahora último en las redes sociales, porque los versos provienen de los Salmos del rey David. (Nos gusta alentar a la “U”; no porque vaya puntera, o porque gane todos los partidos; es porque es la “U”.)

Algunos estudiosos de los temas bíblicos se dieron cuenta de que los versos de esta canción que el grupo caribeño Boney M hizo famosa en 1978 corresponden a Salmos 137:1-4. Le llaman “Lamento de los cautivos en Babilonia”. “Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sion.”

(Y el corazón nos da un vuelco cuando salen esos jugadores azules a la cancha.)

Los compositores de la canción (Brent Dowe y Trevor McNaughton, del grupo de reggae jamaicano The Melodians, 1970) se saltan el segundo versículo: “Sobre los sauces en medio de ella colgamos nuestras arpas”, y prosiguen con “y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos; pero cómo cantaremos cánticos de Jehová en tierra de extraños”.

“By the rivers of Babylon, there we sat down; yeah, we wept, when we remembered Zion… They carried us away in captivity, requiring of us a song… Now how shall we sing the Lord’s song in a strange land?”[i] 

Uno de los estribillos proviene de otro salmo, el 19:14: “¡Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh, Jehová!”

“Let the words of my mouth, and the meditation of my heart, be acceptable in thy sight…”

Al final le pusieron “here tonight”, pero lo que decía la canción rastafariana originalmente era: “Oh, Fari!”, una referencia a Haile Selassie.

Vale la pena notar que Haile Selassie es el rey 225 después de David.

Y lo que hacemos es cantar los salmos del rey David.

La cinta “The Harder they Come” (1972) es considerada una pieza fundamental del ska temprano y del reggae pre-Bob Marley.

La canción de The Melodians fue utilizada en la película “The Harder they Come” (1972), protagonizada por el cantante jamaicano Jimmy Cliff. La cinta es considerada una pieza fundamental del ska temprano y del reggae pre-Bob Marley. (Los actores hablan un inglés tan divertido, que tuvieron que ponerle subtítulos para que la entendieran en Estados Unidos.)

A Jimmy Cliff —quien vino al Festival de Viña en 1969— se le consideró el profeta del reggae. Cliff hizo una gran versión de la canción “Wild World”, de Cat Stevens.

En 1978, Boney M toma los ríos de Babilonia y los convierte en un hit: permanece durante cinco semanas como número uno en el Reino Unido, transformándose en una de las siete canciones que han vendido más de 2 millones de copias en ese país.

Algunos meses después, tienen otro gran éxito con “Rasputín”. Bobby Farrell, el único hombre del grupo, no provenía de Jamaica, sino que de Aruba; pasó gran parte de su vida haciendo de Rasputín y murió en San Petersburgo el 30 de diciembre de 2010. Tenía 61 años. Muchos se dieron cuenta de que falleció en la misma ciudad y el mismo día que Rasputín.

 

—Let the words of my mouth,

and the meditation of my heart,

be acceptable in thy sight—

[i] No nos pueden demandar por publicar letras de canciones porque son versículos de la Biblia.

 

El consumo habitual de bebidas diet aumenta el peligro de desarrollar un accidente cerebrovascular o demencia

abril 24th, 2017
A muchas personas les encanta tomar Coca-Cola Zero o Coca-Cola Light, y creen que la están haciendo de oro, porque están disfrutando de los beneficios estimulantes de la bebida de la fórmula secreta sin engordar.

Lo mejor es tomar agua. Y es más barato.

La mala noticia es que el jueves pasado (20 de abril), la American Heart Association (American Heart Association – Healthy for Good) publicó los resultados de un estudio en la revista Stroke. De acuerdo a la investigación, los participantes en el estudio que informaron que bebían una o más bebidas endulzadas artificialmente diariamente en comparación con quienes lo hacían menos de una vez por semana tenían casi tres veces el riesgo de desarrollar un accidente cerebrovascular o demencia.

En sus resultados, la revista Stroke expone: “Después de los ajustes por edad, sexo, educación (para el análisis de la demencia), la ingesta calórica, la calidad de la dieta, la actividad física y el tabaquismo, la mayor y más reciente ingesta acumulativa de refrescos azucarados artificialmente se asoció con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular isquémico, demencia por todas las causas y demencia relacionada con la enfermedad de Alzheimer.”
Tomarse una bebida diet al día triplica el riesgo de accidentes cerebrovasculares y de demencia si se lo compara con beber menos de una bebida diet semanal.
Los investigadores dijeron que incluso es mejor beber bebidas con azúcar.
Pero, en todo caso, ciertamente lo mejor es tomar agua.
“Recomendamos que las personas beban agua de manera regular en vez de las bebidas azucaradas o de aquellas que usan un endulzante artificial”, explicó el Dr. Matthew P. Pase, autor del estudio y senior fellow de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston, citado por el diario USA Today.

No basta con que una bebida se publicite como saludable porque no tiene azúcar para que realmente sea saludable.

Es un nuevo golpe en contra de las bebidas endulzadas sin azúcar, comenta el diario de circulación nacional en Estados Unidos, agregando que en el año 2013 Purdue University encontró que las bebidas diet no ayudan a bajar de peso. Otro estudio, de 2007, descubrió que aquellos que beben bebidas diet no tienen menos riesgos de enfermedades al corazón que aquellos que beben bebidas con azúcar.
CBS News indica que al final del período de seguimiento, los investigadores encontraron 97 casos de accidente cerebrovascular, 82 de los cuales eran isquémicos (causados por bloqueo de los vasos sanguíneos) y 81 casos de demencia, 63 de los cuales fueron diagnosticados como enfermedad de Alzheimer.
La American Beverage Association (ABA), que representa a los fabricantes de refrescos (como Pepsi y Coca-Cola), no tardó en reaccionar, defendiendo a los edulcorantes bajos en calorías como elementos importantes para bajar de peso. En la declaración, la ABA dijo que varios otros factores contribuyen a los accidentes cerebrovasculares y la demencia. “Autoridades de seguridad gubernamentales en todo el mundo -así como cientos de estudios científicos- han demostrado que los edulcorantes bajos en calorías son seguros, y no hay nada en esta investigación que contrarreste este hecho bien establecido.”

Chuck Berry en 1988

marzo 20th, 2017

No necesité buscar un CD de Chuck Berry cuando me enteré hoy que había fallecido a los 90 años: mi CD de Chuck Berry está siempre al lado del equipo de música.

También está por ahí el cassette del programa que hicimos para Radio La Clave (92.9 FM) el domingo 4 de septiembre de 1988. (¡Han pasado casi 30 años!) El animador era el clásico Miguel Davagnino.

Tengo marcadas con un destacador amarillo mis canciones favoritas: Almost Grown (que tiene uno de esos coros divertidos), Johnny B. Goode (que va camino a otra galaxia en el Voyager), Little Queenie (que los Rolling Stones tocan con entusiasmo), Sweet Little Rock’n Roller (que tuvo una gran versión de Rod Stewart), Reelin’ and Rockin’ (los Dave Clark Five cubrieron maravillosamente esta canción), Too Much Monkey Business, No Particular Place To Go, Memphis Tennesee (una gran canción para los Animals) y Hail! Hail! Rock ‘n’ Roll.

Por aquellos tiempos (¡han pasado casi 30 años!), yo trabajaba y escribía en la «Revista del Domingo» de «El Mercurio», y me enteré de que se estaba estrenando en Estados Unidos un documental llamado Hail! Hail! Rock ‘n’ Roll (¡Salve, rocanrol!). El principal productor era el guitarrista de los Rolling Stones (Keith Richards), que ama profundamente la música de Chuck Berry. (En sus primeros tiempos, los Rolling Stones tocaron varias canciones de Chuck Berry, como Come One, Oh, Carol! y Around and Around, una canción de 1958.) El director, Taylor Hackford, el de «Reto al destino».

Entonces, hice esta crónica, que bauticé «En el nombre del rock».

Chuck Berry es el rocanrol

Chuck Berry en la Revista del Domingo de El Mercurio el 4 de septiembre de 1988.

 

EN EL NOMBRE DEL ROCK

Estados Unidos le dice «¡salve!» a Chuck Berry, héroe rock de los años 50. Estrenan película y publican libro sobre su vida.

Texto: Alexis Jéldrez

SI tuviera que darle otro nombre al rock, ¿cómo lo llamaría?

-Chuck Berry -respondió John Lennon hace varios años al presentar a este guitarrista, cantante y compositor negro en un programa de televisión.

En nuestro país casi no se lo ha escuchado.

-Algo sonó en la radio -nos dice el animador Miguel Davagnino-. No al nivel de la calidad que tiene. Más se supo de su influencia sobre otros artistas.

El coleccionista de discos rock Carlos Arancibia Castillo nos explica:

-Lo que pasa es que su sello no tenía representación acá. Las radios lo programaron muy poco.

No obstante, medios especializados cotizan a Chuck como el pionero más importante del rock. Desde aquellos tiempos en que se llamaba «rocanrol».

«Just let me hear some more that rock ‘n’ roll music, any all way you choose it» («sólo déjame escuchar un poco más esa música de rocanrol, de cualquier manera que quieras»), cantaba John Lennon en la década del 60, pero la letra y la música eran de Chuck Berry. «It gotta be rock ‘n’ roll music, if you wanna dance with me» («tiene que ser música de rocanrol si quieres bailar conmigo»).

La canción data de 1957. Dos años antes, Chuck Berry la había pegado con su Maybelline, «why don’t you be true» («por qué no dices la verdad»). El single se alineó en los wurlitzers entre los del patilludo Elvis Presley, del afeminado Little Richard, del gordinflón Fats Domino, del enroscado Bill Haley.

Considerado el primer poeta rock, sus letras reflejan los intereses de la efervescente juventud de la época de Peggy Sue: autos, colegios, chicas, música, wurlitzers, bailes. Abundan en referencias sexuales. Son pervertidas, agresivas. Chuck Berry fija la imagen del artista rock como un «fuera de la ley».

 

ERA INTERÉS POR EL ESPAÑOL

Chuck Berry es el rock

Chuck Berry es el rocanrol.

En su Roll Over, Beethoven, se mofa de la música clásica:

«You know my temperature is risin’, the jukebox blowin’ a fuse!

My heart is beatin’ rythm and my soul keep a-singin’ the blues.

Roll over, Beethoven, and tell Tchaikovsky the news!»

(«sabes que mi temperatura aumenta, al wurlitzer se le revientan los tubos,

mi corazón lleva el ritmo y mi alma sólo canta el blues.

Apártate, Beethoven: dile las novedades a Chaikovski.»)

El tema de 1956 lo conoció una generación posterior en la versión de los Beatles.

Pero el éxito más notable de Chuck Berry fue Johnny B. Goode, de 1958, la historia de un joven campesino que triunfa como astro rock en la gran ciudad. Johnny llega incluso más lejos: va camino a otra galaxia a bordo del Voyager, como muestra del buen gusto de la cultura terrícola.

También es Chuck Berry el primero en darle preponderancia a la guitarra eléctrica. La usa como un símbolo de virilidad, como un apoyo visual. Recorre el escenario, rodillas flectadas, efectuando su «caminata de pato» (duck walk) mientras puntea melodías con facilidad y rapidez.

Basado en el rythm and blues, su manera de tocar será la base para esos magníficos guitarristas solitarios de los años 60 como Jimi Hendrix, Jimmy Page y Eric Clapton.

A fines de los años 50, todo marcha estupendo para Chuck Berry. Ha impuesto un gran éxito, Sweet Little Sixteen (Dulces 16 años), se muda al barrio más elegante de Saint Louis, crea un maravilloso club nocturno, da recitales junto a Bill Haley o Little Richard…, cuando la chica del guardarropía de su club (una niña de 14 años) acusa a Chuck Berry de trasladarla de Nuevo México a Saint Louis con propósitos inmorales.

Eso es un delito federal.

El prolongado juicio  demostró que ella, pese a su corta edad, trabajaba como prostituta cuando el cantante la conoció, y que había acudido con él por su propia voluntad.

Chuck Berry sostiene que su interés por ella se reduce a que la chica hablaba muy bien español, un idioma que él esperaba utilizar en sus composiciones.

Varios años pasó en prisión.

POCO QUE CONTAR

Chuck Berry, ¡rocanrol!

Cuando recupera su libertad en 1964, ya nada era lo mismo. Su familia lo ha abandonado, su club nocturno ha cerrado, la música rock ha cambiado.

Como en el comentario de Heráclito, ni siquiera él es el mismo: en algún momento, en algún lugar había perdido su modito alegre y despreocupado. Se veía distante, taciturno, amargado.

Nunca tanto como para dejar de cantar. No cree que jamás lo haga, confesó hace poco. Al cumplir 60 años en enero de 1986, uno de sus discípulos, el guitarrista Keith Richards, de los Rolling Stones, le preparó una verdadera fiesta musical. (El primer single de los Rolling fue un tema de Berry, Come On.) El director Taylor Hackford (Reto al destino) filmó la presentación y gestó la película Chuck Berry: Hail! Hail! Rock ‘n’ Roll (Chuck Berry: ¡Salve! ¡Salve!, rocanrol). No hay mucho entusiasmo por traerla a Chile.

Junto con el filme, Chuck ha estado ocupado promoviendo su libro Chuck Berry: The Autobiography (vale como 5 mil pesos). Y amenaza con una próxima obra en la que revelará su activa vida sexual. Aunque, señalan algunos, queda poco que contar.

Es su vicio. No consume alcohol ni drogas. «Siempre he estado sobrio.» Pero las mujeres lo tientan. A pesar de esto, lleva cuarenta años casado con Toddy, madre de sus cuatro hijos. rdd

  • Escuchemos música de Chuck Berry hoy a las 22 horas en Radio La Clave, 92.9 FM.

 

 

 

 

 

Juan Radrigán es puro teatro

octubre 16th, 2016

A MEDIADOS DE DICIEMBRE DE 2012, me encargaron de la revista CARAS entrevistar a Juan Radrigán.

Nos reunimos en el Teatro del Puente el miércoles 19 de diciembre de 2012 a las 11 de la mañana.

Allá, Diego Bernales hizo las fotografías.

Después, cruzamos el Parque Forestal caminando y conversando sobre lo eficientes que eran las empresas de derechos de autor para cobrar en todo el mundo. Tratamos de ingresar al restaurante «El Cuervo» para fumar y tomar café, pero no aceptaban fumadores. Finalmente, nos instalamos en un bonito café de Lastarria.

Nos llevamos muy bien, compartíamos el interés por Job y por el Antiguo Testamento. Y la admiración por Bielsa.

La entrevista la publicó la revista CARAS el 22 de enero de 2013.

Esta es la entrevista.

radrigan

Juan Radrigán es puro teatro

  • Si le sacaran el teatro al Premio Nacional de Artes y Representación 2011, no quedaría nada. Ni los huesos.
  • Escribe por lo menos cinco horas todos los días. Lo hace a mano, en hojas blancas, sin líneas.

 

LO sorprendió la llegada de Marcelo Bielsa a Chile. La alegría que le trajo al pueblo. Juan Radrigán (75, tres hijos) estaba craneando una obra basada en el concepto del “asado amargo”, porque siempre nos preparábamos con ilusión para ver a La Roja y terminábamos llorando. “No me dejó escribir esa obra Bielsa, porque empezamos a ganar”.

No es que le falten obras: ya tiene más de cuarenta. El crítico de teatro Agustín Letelier lo considera “la más alta personalidad del teatro chileno en los últimos 30 años”.

Desde 1979, Juan Radrigán es puro teatro. Si le sacaran el teatro al Premio Nacional de Artes y Representación 2011, no quedaría nada. Ni los huesos.

Incluso le ha transmitido este amor inmenso a su hija Flavia, también dramaturga. “Nos leemos las cosas. Nos pedimos consejos. Ella está escribiendo bastante. Ahora tiene una sobre El Criollito, el último de los fusilados, uno que le gustaban los tangos y que mató a un sastre. Ya está terminando ya”.

Con su mujer actual, la actriz Silvia Marín, tiene una hija de 15 años, Rocío. Radrigán cree que también va a escribir. Por ahora, diseña trajes japoneses y va a encuentros de animé.

DESPUÉS DE HACER LAS FOTOS EN EL TEATRO DEL PUENTE, CRUZAMOS EL PARQUE FORESTAL conversando acerca de que le pagan el 10 por ciento de las entradas cada vez que montan una obra suya. Se asombra de que el sistema funciona muy bien, incluso en el extranjero.

Sobre todo ha sido así con “Amores de cantina”, la obra musical que presentará en el Teatro Nescafé de las Artes entre el 16 y el 20 de enero de 2013. Es la quinta temporada del drama. “La han dado harto, y en lugares con mucho público. ¡Los que trabajan son terribles, sí, poh!: María Izquierdo, Ema Pinto, Luis Dubó, y el mismo que estaba ahora en el Teatro del Puente, Fafifo (Francisco Ossa), quien ¡hace un muy buen personaje!”.

Como las obras de Shakespeare, “Amores de cantina” es en verso:

“Lo cabrón es que nacimos

pa’ querer y que nos quieran,

de otro modo perdimos

lo único que nos dieran”.

El dramaturgo reflexiona: “Debe tener algo porque le llega mucho al público”.

En el restorán “El Cuervo” no aceptan fumadores, de modo que nos instalamos en un bonito café del barrio Lastarria. Radrigán pide café con leche. Yo, Nescafé.

Durante 2013 van a estrenar cuatro de sus obras. “Los voy a aburrir con teatro”.

—Es de los que más ha estado presente en los últimos años.

—Sí, persistente. Empecinado en seguir escribiendo.

—¿Qué se siente ser una leyenda viviente?

—¡Ah, es que no me doy cuenta! ¡Ja ja ja! (se ríe con ganas).

—Marietta Santí, crítica de teatro, opina que las leyendas vivientes son Alejandro Sieveking, Egon Wolff, Gustavo Meza y usted.

—Meza es más director, ¿ah? (aclara de inmediato). Tiene algunas obras.

—Pero no una gran cantidad…

—No, ¡ni una gran calidad tampoco! (vuelve a reír).

Sieveking y Wolff merecen el Premio Nacional, opina. “Pero es cada dos años: ¡hay que tener cuidado de que no nos andemos muriendo!”…

Otro fecundo dramaturgo de más de 70 años, Luis Rivano, no le gusta mucho: “Es facho. Después del 73, la única parte donde se podía encontrar libros de izquierda era su librería. Tenía puesta la Cantata Santa María en la vitrina y no le pasaba ninguna hueá. Mucha gente reconoció en la librería de Luis Rivano los libros que les habían sacado en los allanamientos. Por eso no lo quiero”.

 

NO VA MUCHO AL CINE, PERO LE AGRADA LA CIENCIA-FICCIÓN. Le parece sorprendente la película “El gran pez”, de Tim Burton. Disfruta a Beethoven y también a Berlioz y Ravel. Dentro de lo popular, Violeta Parra, Víctor Jara, Rolando Alarcón. Entre los poetas, Oscar Hahn, Armando Uribe (saludamos a su hija Catalina cuando veníamos llegando al local) y Tomás Harris.

Le encanta la cazuela de vacuno.

Si tiene más tiempo un fin de semana, escribe más, o va a ver alguna obra de teatro.

Pero lo que más hace es escribir (“ése es mi quehacer”) y ver a los hijos (“quisiera verlos siempre”). Trata de escribir unas cinco o seis horas diarias, a mano, en hojas blancas sin líneas. Después, lo pasa al computador. Lo ideal, cuenta, es en la mañana, de ocho a una. “Lo que escribo a esa hora es el material en el cual yo confío; el que arreglo después en las noches”.

—¿Corrige mucho?

—Harto, pero en la medida que voy escribiendo, ¿ah? ¡Si para una obra escribo hasta 400 páginas! Decanto mucho.

Una obra son, en realidad, 35 páginas de computador. (Usa el PC sólo para esto; ni sabe lo que son Twitter y Facebook, y tampoco es esclavo de un celular.)

Luis Vera llevó al cine en 1986 una de sus obras, “Hechos consumados”. Radrigán no quedó contento. “Como ejemplo, en la obra mencionan que pasa mucha gente, que pueden ser desaparecidos, cesantes, muertos, y éste para graficar eso puso una procesión de la Virgen del Carmen, con banderitas y toda la hueá. ¡Na’ que ver con la obra! (con mucho énfasis). ¡No entendió re ninguna hueá! O era una concesión para el tiempo en que la hizo, que era en dictadura. Pero, y si no, ¡que no la haga, poh!, ¿no es cierto?”.

 

radrigan

En el Teatro del Puente, Diego Bernales fotografió a Juan Radrigán en 2012.

CASI NO VE TELEVISIÓN. “Es horrenda la farándula. Son todos absolutamente estúpidos los de los reality; parecen escogidos con carnet. ‘¿Usted es estúpido?; muéstreme su carnet; ah, ya’ (hace como si estuviera revisando las entradas). ¡Y tan mentirosos!”.

Esa “cosa aterradora de Las Argandoña” le recordó el Palacio de Versalles. “¡Haciendo eso y la gente de los alrededores con muchas necesidades y hambre! ¡Millones y millones en esa tontera absoluta, ridícula! ¡Cuánta estupidez y cuánta pobreza soporta la democracia!”.

Le gustaría hacer algo serio sobre “esa payasada”. Reflexionar con ironía sobre esa “verdadera bofetada”. “No hay para qué insultarlos, porque ellos son un insulto en sí mismos”.

Toma vuelo.

“Y arrasan. Hacen esta cosa que llaman ‘Las indomables’ y arrasan”.

El mismo escozor le producen estas obras livianitas que predominan en cualquier festival de teatro. “Son entretención. El espectáculo no necesita conflicto. Yo digo que hay que desnudar a los personajes, pero sin sacarles la ropa. Cuando este teatro es infinitamente superior numéricamente al otro, significa que estamos mal. Lo mismo cuando abundan los garabatos, que esconden la falta de discurso, la falta de algo que decir”.

En una ocasión, se retiró de la presentación de “El toro por las astas” porque la llenaron de garabatos. El director era Alejandro Goic. “Yo me enojé mucho con él porque podía decir que no, y no lo hizo. Dejó que los actores siguieran metiéndole garabatos”.

—Es curioso, porque usted escribe mucho del pueblo, que habla con groserías.

—Pero yo pienso que se puede cambiar el lenguaje a uno más universal, más humano. ¡Si no hablan todo el día a puro garabato! Eso es una forma de discriminación. Yo le arranco al garabato porque es un recurso fácil.

—Sus pobladores hablan de manera poética.

—¡Claro! (se ríe con ganas). Trato.

En “Las brutas”, Lucía dice: “No tengai mieo, Luciana; morirse es igual que dormir, pero una dispierta en otro lao”. Luciana (abatida) responde: “Claro… ¿Por qué tenimos que matarlos, Lucía? ¿Por qué no poímos vivir?”

—¿Qué dijo Goic?

—Me importaba tan poco lo que dijera (se vuelve a reír); nunca más volví a hablar con él. Es la única vez que me ha pasado eso.

Se queda pensando y dice después: “Me salí no más”.

Nos ofrecen algo más. Un vasito de agua, pido. “Y les voy a cambiar el cenicero”, dice la garzona, severa “porque ya”…

De la nada, Radrigán observa: “Luis Barrales es bueno ahora, ¿no?”. Lo considera el mejor que ha surgido de los jóvenes al autor de “Hans Pozo”, “Las niñas araña”, “Rota”; destaca una de teatro callejero, “La Epopeya de Lucho Chaveta”.

Es hora de almuerzo. Todos están comiendo, pero nosotros tomamos sólo café, y fumamos. Suena música. Una española se sienta a nuestra mesa grande con su notebook y pide una sopa.

—Le gustaron las cosas que hizo Andrés Pérez sobre teatro callejero.

—Sí, me habría encantado trabajar con él en alguna ocasión.

—Antes de irse a Francia, Andrés había danzado en “Lautaro”, de Isidora Aguirre.

—Sí, si yo la vi.

—¿Era buena la obra?

—Sí, y como siempre le faltaba su profundidad. ¡Ella sabía muuucho sobre estructura dramática, sobre cómo escribir!… Sabía mucho, pero en la práctica…

—¿Cómo era como persona?

—¡Buena gente la vieja! (observa con ganas, campechano).

—¿Generosa?

—Sí, pero estaba obsesionada con “La pérgola de las flores”. Tú le hablabas de alguna panadería, le hablabas de la segunda guerra mundial, le hablabas de alguna revolución: “Sí, pero La pérgola de las flores”… ¡Ándate a la chucha! Tenía harto aburrida a la gente.

—Se transformó en un hito.

—Además que no mencionaba a (Francisco) Flores del Campo. ¡No lo mencionaba!, y le sacas la música y la “Tonada de Medianoche”, ¡y sonaste, poh!

Traen los vasos de agua y un nuevo cenicero.

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JUNTO A SU HIJO ECONOMISTA Y FLAVIA piensan instalar una librería donde se tome café, se hagan monólogos, “una cosa bien movida”. Y que atiendan algunos escritores un día de la semana. “Hoy atiende Oscar Hahn, por ejemplo. Lo convidamos. Y dramaturgos: que atienda un día Sieveking (se ríe de la sola idea), Marco Antonio de la Parra”.

—¿Es bonito trabajar con una hija?

—Sí; quisiéramos tener más tiempo. Pero ya lo vamos a conseguir porque estoy prácticamente jubilado (dice, confiado). Este año trabajé en seis universidades.

—Con el Premio Nacional quedó bien económicamente…

—Claro; por eso me quiero dedicar a trabajar con grupos pequeños y desconocidos. La mayor cantidad de teatro, la fuerza, la pujanza está en los extramuros. Se hace mucho teatro en casas desocupadas, en bodegas. Yo trato de ver mucho de ese teatro. Ahí está surgiendo un movimiento bueno. ¡Son todos jóvenes! Y lo hacen a pulso.

Porque el recurso es el Fondart, “que es una especie de circo romano: el que sobrevive lo recibe”.

—Es difícil acceder a eso.

—¡Cuesta tanto llenar esos formularios! (con mucho énfasis). ¡Te preguntan tantas cosas y te obligan a explicar todo: ¿cuándo compró este chicle?, y ¿por qué?, y ¿era necesario?

 

TODO ES TEATRO. CUESTA HABLAR DE OTROS TEMAS; BIELSA ES LA EXCEPCIÓN.

—¿Cómo lo hizo Bielsa para cambiar al equipo chileno?

—Con rigurosidad. Se notaba que estaban jugando a algo y que había ganas de ganar. Iba desde el mínimo detalle hasta el último. ¡Y estos desgraciados que lo hayan echado!, y era de las pocas alegrías que podía tener el pueblo.

—Sería su personalidad: una persona estudiosa, culta…

—¡Iba siempre al teatro! Fue a ver “Hechos consumados” y “Las Brutas”.

—¿Son de sus obras favoritas? ¿Cuáles son sus “hijas” favoritas, fuera de Flavia?

—Fuera de la Flavia no hay nadie (se le escapa). O sea, la Rocío (intenta corregir). Entre las obras, hay una que no hemos dado nunca y que me gusta mucho, “El Príncipe Desolado”. Es la única que no hemos montado.

—¿Por qué?

—Porque dicen que es contra la Iglesia, lo que es una mentira. Es la historia de Luzbel, de cuando fue designado para que fuera el mal. Para que no se derrumbara el Paraíso; “¡si aquí estamos muriéndonos de tedio!”, decían ellos. Algo tiene que pasar… “Vos vai a ser el malo”, le dijeron.

—Bueno, en Job aparece sentado al lado de los ángeles.

—Absolutamente, y haciendo una apuesta ahí con Dios, poh.

—“¡Se las dai facilito a Job!”…

—Claro: “¡Déjamelo a mí, poh!”. Y lo hicieron zumbar. ¡Oye, eso es terrible!: dos dioses, fíjaté, con el pobre… Le mataron las ovejas, le mataron los amigos, le mataron los parientes, lo llenaron de llagas… Y después los huevones vinieron y le devolvieron todo, pero no es lo mismo (reflexivo y con sentimiento). Job debió haberles hecho: “¡Toma, huevón, déjame así!” (haciendo un gesto futbolístico).

—Siempre hablan de Job como símbolo de la resignación, pero él estaba indignado.

—¡Indignadísimo!

—Cuando llegan los vecinos a hablarle, estaba muy molesto.

—¡Furioso!: “Maldito el día en que nací”…

—“Perezca el día en que nací y que fue dicho ‘un niño fue hoy concebido’; conviértase ese día en tinieblas”… (Job, 3,3).

—Eran democratacristianos esos tres amigos que trataban de aconsejarlo, que le dicen que algo tenía que haber hecho (se ríe con ganas de su ocurrencia).

En “El Príncipe Desolado”, Luzbel llega a las puertas del Paraíso con su mujer, Lilith, enferma. Pide que le den remedios. “Pero ellos no pueden entrar al Paraíso porque son el mal. Entonces, la deja en la puerta, y los cuidadores que están ahí son sus hijos”.

Luzbel es un maldito y es eterno, no puede morir. “Dondequiera que va es rechazado. Toda la Tierra es de Dios. No tiene dónde estar. Lo único que quiere (se ríe) es que le devuelvan la muerte. Y no se la devuelven porque se arma el tremendo lío sin el mal, pues”.

—Sin el mal, todavía tendríamos a Bielsa.

—¡Estaríamos bien ahí!, esperando los partidos… (Con asados jugosos y pebre.) No les importó nada. (Cambia de enfoque.) ¡Qué ermitaño el tipo! Calzó muy bien aquí, ¿no? Cuando perdieron con Brasil, estuvo hasta como el amanecer paseándose, pensando.

—En qué actor ha pensado para representar a Luzbel.

—Me encantaría Pancho Melo. Pero el temor a la Iglesia es peor que el temor al Ejército. THE END

 

Dos años después, en enero de 2015, Francisco Melo fue Luzbel en el estreno de «El Príncipe Desolado» en Matucana 100.