Archive for the ‘música’ Category

En los ríos de Babilonia, cantamos los salmos del rey David

domingo, septiembre 24th, 2017

El otro sábado estaba escuchando por radio el emocionante empate de la “U” con O’Higgins, cuando la barra (más de 25 mil personas) se pone a cantar un cántico de amor: “¡Vamos, vamos, Leones; vamos, vamos a ganar; una vez más; que tenemos que ganar!”. (No pasa nada; nos gusta la “U”.) Y de repente me doy cuenta de que son los “Ríos de Babilonia”, de Boney M. (Nos gusta la “U”; no importa la lluvia ni el frío.) Esa canción que se ha mencionado ahora último en las redes sociales, porque los versos provienen de los Salmos del rey David. (Nos gusta alentar a la “U”; no porque vaya puntera, o porque gane todos los partidos; es porque es la “U”.)

Algunos estudiosos de los temas bíblicos se dieron cuenta de que los versos de esta canción que el grupo caribeño Boney M hizo famosa en 1978 corresponden a Salmos 137:1-4. Le llaman “Lamento de los cautivos en Babilonia”. “Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sion.”

(Y el corazón nos da un vuelco cuando salen esos jugadores azules a la cancha.)

Los compositores de la canción (Brent Dowe y Trevor McNaughton, del grupo de reggae jamaicano The Melodians, 1970) se saltan el segundo versículo: “Sobre los sauces en medio de ella colgamos nuestras arpas”, y prosiguen con “y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos; pero cómo cantaremos cánticos de Jehová en tierra de extraños”.

“By the rivers of Babylon, there we sat down; yeah, we wept, when we remembered Zion… They carried us away in captivity, requiring of us a song… Now how shall we sing the Lord’s song in a strange land?”[i] 

Uno de los estribillos proviene de otro salmo, el 19:14: “¡Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh, Jehová!”

“Let the words of my mouth, and the meditation of my heart, be acceptable in thy sight…”

Al final le pusieron “here tonight”, pero lo que decía la canción rastafariana originalmente era: “Oh, Fari!”, una referencia a Haile Selassie.

Vale la pena notar que Haile Selassie es el rey 225 después de David.

Y lo que hacemos es cantar los salmos del rey David.

La cinta “The Harder they Come” (1972) es considerada una pieza fundamental del ska temprano y del reggae pre-Bob Marley.

La canción de The Melodians fue utilizada en la película “The Harder they Come” (1972), protagonizada por el cantante jamaicano Jimmy Cliff. La cinta es considerada una pieza fundamental del ska temprano y del reggae pre-Bob Marley. (Los actores hablan un inglés tan divertido, que tuvieron que ponerle subtítulos para que la entendieran en Estados Unidos.)

A Jimmy Cliff —quien vino al Festival de Viña en 1969— se le consideró el profeta del reggae. Cliff hizo una gran versión de la canción “Wild World”, de Cat Stevens.

En 1978, Boney M toma los ríos de Babilonia y los convierte en un hit: permanece durante cinco semanas como número uno en el Reino Unido, transformándose en una de las siete canciones que han vendido más de 2 millones de copias en ese país.

Algunos meses después, tienen otro gran éxito con “Rasputín”. Bobby Farrell, el único hombre del grupo, no provenía de Jamaica, sino que de Aruba; pasó gran parte de su vida haciendo de Rasputín y murió en San Petersburgo el 30 de diciembre de 2010. Tenía 61 años. Muchos se dieron cuenta de que falleció en la misma ciudad y el mismo día que Rasputín.

 

—Let the words of my mouth,

and the meditation of my heart,

be acceptable in thy sight—

[i] No nos pueden demandar por publicar letras de canciones porque son versículos de la Biblia.

 

Chuck Berry en 1988

lunes, marzo 20th, 2017

No necesité buscar un CD de Chuck Berry cuando me enteré hoy que había fallecido a los 90 años: mi CD de Chuck Berry está siempre al lado del equipo de música.

También está por ahí el cassette del programa que hicimos para Radio La Clave (92.9 FM) el domingo 4 de septiembre de 1988. (¡Han pasado casi 30 años!) El animador era el clásico Miguel Davagnino.

Tengo marcadas con un destacador amarillo mis canciones favoritas: Almost Grown (que tiene uno de esos coros divertidos), Johnny B. Goode (que va camino a otra galaxia en el Voyager), Little Queenie (que los Rolling Stones tocan con entusiasmo), Sweet Little Rock’n Roller (que tuvo una gran versión de Rod Stewart), Reelin’ and Rockin’ (los Dave Clark Five cubrieron maravillosamente esta canción), Too Much Monkey Business, No Particular Place To Go, Memphis Tennesee (una gran canción para los Animals) y Hail! Hail! Rock ‘n’ Roll.

Por aquellos tiempos (¡han pasado casi 30 años!), yo trabajaba y escribía en la «Revista del Domingo» de «El Mercurio», y me enteré de que se estaba estrenando en Estados Unidos un documental llamado Hail! Hail! Rock ‘n’ Roll (¡Salve, rocanrol!). El principal productor era el guitarrista de los Rolling Stones (Keith Richards), que ama profundamente la música de Chuck Berry. (En sus primeros tiempos, los Rolling Stones tocaron varias canciones de Chuck Berry, como Come One, Oh, Carol! y Around and Around, una canción de 1958.) El director, Taylor Hackford, el de «Reto al destino».

Entonces, hice esta crónica, que bauticé «En el nombre del rock».

Chuck Berry es el rocanrol

Chuck Berry en la Revista del Domingo de El Mercurio el 4 de septiembre de 1988.

 

EN EL NOMBRE DEL ROCK

Estados Unidos le dice «¡salve!» a Chuck Berry, héroe rock de los años 50. Estrenan película y publican libro sobre su vida.

Texto: Alexis Jéldrez

SI tuviera que darle otro nombre al rock, ¿cómo lo llamaría?

-Chuck Berry -respondió John Lennon hace varios años al presentar a este guitarrista, cantante y compositor negro en un programa de televisión.

En nuestro país casi no se lo ha escuchado.

-Algo sonó en la radio -nos dice el animador Miguel Davagnino-. No al nivel de la calidad que tiene. Más se supo de su influencia sobre otros artistas.

El coleccionista de discos rock Carlos Arancibia Castillo nos explica:

-Lo que pasa es que su sello no tenía representación acá. Las radios lo programaron muy poco.

No obstante, medios especializados cotizan a Chuck como el pionero más importante del rock. Desde aquellos tiempos en que se llamaba «rocanrol».

«Just let me hear some more that rock ‘n’ roll music, any all way you choose it» («sólo déjame escuchar un poco más esa música de rocanrol, de cualquier manera que quieras»), cantaba John Lennon en la década del 60, pero la letra y la música eran de Chuck Berry. «It gotta be rock ‘n’ roll music, if you wanna dance with me» («tiene que ser música de rocanrol si quieres bailar conmigo»).

La canción data de 1957. Dos años antes, Chuck Berry la había pegado con su Maybelline, «why don’t you be true» («por qué no dices la verdad»). El single se alineó en los wurlitzers entre los del patilludo Elvis Presley, del afeminado Little Richard, del gordinflón Fats Domino, del enroscado Bill Haley.

Considerado el primer poeta rock, sus letras reflejan los intereses de la efervescente juventud de la época de Peggy Sue: autos, colegios, chicas, música, wurlitzers, bailes. Abundan en referencias sexuales. Son pervertidas, agresivas. Chuck Berry fija la imagen del artista rock como un «fuera de la ley».

 

ERA INTERÉS POR EL ESPAÑOL

Chuck Berry es el rock

Chuck Berry es el rocanrol.

En su Roll Over, Beethoven, se mofa de la música clásica:

«You know my temperature is risin’, the jukebox blowin’ a fuse!

My heart is beatin’ rythm and my soul keep a-singin’ the blues.

Roll over, Beethoven, and tell Tchaikovsky the news!»

(«sabes que mi temperatura aumenta, al wurlitzer se le revientan los tubos,

mi corazón lleva el ritmo y mi alma sólo canta el blues.

Apártate, Beethoven: dile las novedades a Chaikovski.»)

El tema de 1956 lo conoció una generación posterior en la versión de los Beatles.

Pero el éxito más notable de Chuck Berry fue Johnny B. Goode, de 1958, la historia de un joven campesino que triunfa como astro rock en la gran ciudad. Johnny llega incluso más lejos: va camino a otra galaxia a bordo del Voyager, como muestra del buen gusto de la cultura terrícola.

También es Chuck Berry el primero en darle preponderancia a la guitarra eléctrica. La usa como un símbolo de virilidad, como un apoyo visual. Recorre el escenario, rodillas flectadas, efectuando su «caminata de pato» (duck walk) mientras puntea melodías con facilidad y rapidez.

Basado en el rythm and blues, su manera de tocar será la base para esos magníficos guitarristas solitarios de los años 60 como Jimi Hendrix, Jimmy Page y Eric Clapton.

A fines de los años 50, todo marcha estupendo para Chuck Berry. Ha impuesto un gran éxito, Sweet Little Sixteen (Dulces 16 años), se muda al barrio más elegante de Saint Louis, crea un maravilloso club nocturno, da recitales junto a Bill Haley o Little Richard…, cuando la chica del guardarropía de su club (una niña de 14 años) acusa a Chuck Berry de trasladarla de Nuevo México a Saint Louis con propósitos inmorales.

Eso es un delito federal.

El prolongado juicio  demostró que ella, pese a su corta edad, trabajaba como prostituta cuando el cantante la conoció, y que había acudido con él por su propia voluntad.

Chuck Berry sostiene que su interés por ella se reduce a que la chica hablaba muy bien español, un idioma que él esperaba utilizar en sus composiciones.

Varios años pasó en prisión.

POCO QUE CONTAR

Chuck Berry, ¡rocanrol!

Cuando recupera su libertad en 1964, ya nada era lo mismo. Su familia lo ha abandonado, su club nocturno ha cerrado, la música rock ha cambiado.

Como en el comentario de Heráclito, ni siquiera él es el mismo: en algún momento, en algún lugar había perdido su modito alegre y despreocupado. Se veía distante, taciturno, amargado.

Nunca tanto como para dejar de cantar. No cree que jamás lo haga, confesó hace poco. Al cumplir 60 años en enero de 1986, uno de sus discípulos, el guitarrista Keith Richards, de los Rolling Stones, le preparó una verdadera fiesta musical. (El primer single de los Rolling fue un tema de Berry, Come On.) El director Taylor Hackford (Reto al destino) filmó la presentación y gestó la película Chuck Berry: Hail! Hail! Rock ‘n’ Roll (Chuck Berry: ¡Salve! ¡Salve!, rocanrol). No hay mucho entusiasmo por traerla a Chile.

Junto con el filme, Chuck ha estado ocupado promoviendo su libro Chuck Berry: The Autobiography (vale como 5 mil pesos). Y amenaza con una próxima obra en la que revelará su activa vida sexual. Aunque, señalan algunos, queda poco que contar.

Es su vicio. No consume alcohol ni drogas. «Siempre he estado sobrio.» Pero las mujeres lo tientan. A pesar de esto, lleva cuarenta años casado con Toddy, madre de sus cuatro hijos. rdd

  • Escuchemos música de Chuck Berry hoy a las 22 horas en Radio La Clave, 92.9 FM.

 

 

 

 

 

Carlos Puccio, el otro cineasta cautivado por Rosita Serrano

lunes, agosto 15th, 2016

“COMIENZA el baile y suena Pobre caminante de un tocadiscos. Entre los invitados que se animan a salir a la pequeña pista se encuentra Carlos Puccio, hermano del ex ministro socialista Osvaldo Puccio, jovencísimo junto a su señora, Marisol Guerra.”

Así lo describe la periodista Rocío Montes en la revista «Caras». “Fragmentos de la vida de Bachelet en la RDA: Un casamiento olvidado” se refiere al matrimonio (en 1977) de una pareja de exiliados chilenos en Potsdam, que quedó registrado en un documental donde aparecen Michelle Bachelet con Jorge Dávalos, y Carlos Puccio con la bailarina Marisol Guerra.

Conocí al cineasta Carlos Puccio Huidobro, quien falleció en agosto de 2014 después de una larga batalla contra el cáncer. Lo entrevisté varios meses antes, en noviembre de 2013, en su casa de Heriberto Covarrubias (“casi frente al Cine Hoyts”) acerca de Rosita Serrano.

En 2005, Hans Jörg Koch publicó una biografía en alemán: "Roter Mohn".

En 2005, Hans Jörg Koch publicó una biografía en alemán: «Roter Mohn». Koch también cuenta con una autobiografía que Rosita había comenzado a escribir.

Durante sus 17 años en Alemania Oriental, Puccio se había dedicado a investigar a la cantante chilena que triunfó en el III Reich. Tenía sus razones. El representante de las fuerzas armadas chilenas ante la Alemania nazi había sido su abuelo, el general de la Aviación Osvaldo Puccio Guzmán.

Nos reunimos a tomar el té en una soleada tarde primaveral. Un par de perros rottweiler nos observan mientras conversamos.

En medio de nuestra charla, lo llama su hermano Osvaldo (el ex vocero de Ricardo Lagos Escobar), quien fue compañero mío en el Instituto Nacional (“¡acá estoy con tu compañero!”, le dijo Carlos a Osvaldo). “Yo nunca compartí mucho con mi hermano este fanatismo por pertenecer al colegio”, me confesó, escéptico, Carlos, refiriéndose al “fervor institutano”…

Pese a que ambos egresamos en 1969 (somos de la famosa “Generación del 69”), no creo que me ubique Osvaldo Puccio Huidobro porque nunca fuimos compañeros de curso. Muy joven, él había sido famoso porque publicitó en la naciente televisión los “caramelos Yo-Yo de Calaf”. (Carlos estaba agradecido de que le recordara esta historia.) Después, Osvaldo, un líder natural, fue presidente del Centro de Alumnos.

Osvaldo Puccio fue embajador de la Concertación en Austria, Brasil y España. En los últimos días ha salido en las noticias por su participación en el directorio de AFP Provida.

Osvaldo egresó del Sexto de Letras, que era mucho más divertido que nuestros cursos matemáticos, y en el cual también estaban el pintor Jaime León, Moisés Valdebenito, Marco Antonio Fernández, el geógrafo Pablo Ventura…

(Otro hermano es el director del Hospital San José, José Miguel Puccio, quien fue médico de cabecera de Bachelet en su primer mandato.)

Tal vez lo más interesante de mi visita fue que Carlos tenía una copia del documento que Rosita Serrano firmó el primero de septiembre de 1940 asegurando que no tenía ascendencia judía. En su documental “Rosita, la favorita del Tercer Reich”, Pablo Berthelon Aldunate afirma que Rosita nunca firmó este documento. “Si no lo hubiera firmado, no habría podido actuar”, dijo Carlos. “¡Si ahí dice, poh! ¡Si no lo hubiera firmado, no existiría el documento!”

Rosita Serrano: La Favorita del III Reich, documental de Pablo Berthelon sobre su tía abuela.

Rosita Serrano: La Favorita del III Reich, documental de Pablo Berthelon sobre su tía abuela.

Pablo es sobrino nieto en segundo grado de Rosita Serrano (cuyo verdadero nombre es María Esther Aldunate del Campo). (No es “sobrino”, como dice en “El Mercurio” Mariana Marusic, coautora de “Rosita Serrano, La cantante chilena del Tercer Reich”, Ediciones B).

Pablo Berthelon está filmando el largometraje "Amapola Roja".

Pablo Berthelon está filmando el largometraje «Amapola Roja».

Ahora se encuentra filmando la película “Amapola Roja”, con Javiera Díaz de Valdés como protagonista, sobre los años en que Rosita Serrano triunfó en Alemania. Carlos Puccio quería crear un documental sobre ese mismo período. También, me dijo que Hans Jörg Koch había escrito una biografía de Rosita: «Roter Mohn. Das Leben der ‘Chilenischen Nachtigall’ Rosita Serrano. Eine Biographie«. Koch contaba, además, con una autobiografía que Rosita había comenzado a escribir. Carlos Puccio tradujo algunas páginas.

“Yo creo que un problema del documental de Pablo Berthelon es que mostró mucho a su mamá”, me dijo Carlos Puccio, refiriéndose a la cantante Isabel Aldunate, sobrina en segundo grado de Rosita Serrano. (Rosita era prima hermana de su padre; unos primos hermanos muy cercanos; cuando decide instalarse en Chile, Rosita vive largo tiempo en la casa de su primo hermano).

En todo caso, observa Carlos, Rosita “era momia. Ella salía con las cacerolas a protestar en contra de Allende”.

Durante un momento, Carlos va a preparar té a la cocina y me deja solo en el patio con los rottweiler. Yo no estoy muy contento, pero vuelve y no pasa nada. (Igual, es un momento que no voy a olvidar.)

rositaSerranoMe hace pasar a su estudio, y me muestra cortos de documentales. La publicidad de los discos de vinilo de Telefunken que utiliza a Rosita Serrano con el águila de la Wehrmacht en la solapa. “Yo no creo que ella haya sido tan aguerrida como para esconder gente. Eso era muy peligroso en un país en guerra”, dice.

Comenta que a los alemanes les gustaba que Rosita hablara mal el alemán; lo encontraban exótico. Es paradójico que las más conocidas en Alemania eran extranjeras, escribió Puccio en un texto preparado como voz en off para su documental. “Llegadas entre 1937 y 1938, sus voces eróticas tenían un toque de libertad y lejanía. Rosita venía del lejano Chile; Zarah Leander, de Suecia, y Marika Rökk, de Hungría.”

El historiador Cristián Gazmuri comentó el libro de Víctor Farías «Los nazis en Chile», Editorial Planeta, del año 2000, que acusa de pro-nazi a la cantante: “No deja duda alguna el libro del profesor Farías de que, hasta comienzos de la Segunda Guerra mundial, Rosita Serrano se dejó mimar por la prensa alemana, toda ella controlada, y participó en muchos recitales o ceremonias, oficiales o semioficiales (todo es así en un totalitarismo). Pero deja igualmente claro que en los años 1940, cuando la barbarie nazi se hizo evidente, Rosita Serrano dio conciertos en beneficio de refugiados daneses y judíos en Suecia, hasta el punto que se dictaminó «que sus discos y grabaciones radiales deben ser requisados» (p. 421). Rosita Serrano debió finalmente abandonar Alemania en estado de indigencia, al ser bloqueados sus haberes, debiendo ser repatriada desde Estocolmo. ¿Se le puede acusar, como lo hace el autor, de ser una incondicional de la brutalidad nazi? No me parece.”

Con mucha gracia, Puccio me confidenció que durante mucho tiempo él no había creído cuando le contaron que Rosita Serrano había dicho que Hermann Goering, un gran admirador de Rosita, poseía servicios de oro (cuchillos, tenedores). Por eso, se sorprendió mucho cuando después encontró esa información en otro lado. Dicen que Goering invitó a Rosita al subterráneo a contemplar a su difunta esposa embalsamada.

Hitler y Goering en 1938

Adolf Hitler con Hermann Goering en el balcón de la Cancillería. Berlín, 16 de marzo de 1938.
Crédito: CC BY-SA 3.0 de 

Carlos Puccio pensaba que tal vez una importante autoridad militar nazi le advirtió a Rosita que era mejor que se fuera de Alemania porque iban a perder la guerra. O también podría haber sido Tobías Barros Ortiz, embajador de Chile en la Alemania nazi y padre de la actriz y cantante Carmen Barros (Marianela, del grupo Marianela y Los Gatos).

La orden de arresto es de noviembre de 1943, cuando ya las cosas iban muy mal: los nazis habían sido derrotados en Stalingrado y el norte de África; los aliados habían invadido Italia; Alemania estaba siendo bombardeada. “También en el caso de Rosita Serano (sic) no se hizo ningún arresto. La artista está actualmente en Suecia. Si vuelve al área del Reich, deberá enfrentar un proceso de investigación, ya que es sospechosa de espionaje.” (Un reportaje de la BBC muestra este documento que tenía Puccio. Agrega que llegó a ser tan famosa como las artistas germanas Zarah Leander y Marlene Dietrich. Zarah era sueca. Marlene se había refugiado en Estados Unidos muchos años antes de que asumieran los nazis.)

La chilena que los nazis amaban

martes, junio 10th, 2014
Rosita Serrano: La Favorita del III Reich, película de Pablo Berthelon

Rosita Serrano: La Favorita del III Reich, película de Pablo Berthelon

A silbido limpio, Rosita Serrano, “El Ruiseñor Chileno”, derritió corazones en la Alemania del Tercer Reich. Un concierto a favor de los refugiados judíos le valió la expulsión de ese país. Disfrutó de un nuevo éxito en Estados Unidos, donde incluso grabó en español las canciones de La Cenicienta. Finalmente, murió en la pobreza en Chile. Ella nació un 10 de junio, hace un siglo.

por Alexis Jéldrez

¿Dónde va a encontrar el cineasta Pablo Berthelon una actriz esbelta, de 1 metro 80, hermosa, con maravillosos ojos color esmeralda?

No, definitivamente no va a ser fácil encontrar a alguien que represente a la cantante Rosita Serrano (que nació un 10 de junio, hace un siglo), la gran estrella de la Alemania del Tercer Reich.

Para qué le vamos a exigir que, además, cante de manera inigualable, ¡que silbe como los dioses! Que toque la guitarra como nadie, que la utilice como tambor, que golpee sólo las cuerdas en vez de rasguearlas…

¡Y que tenga su humor, su carisma, su charm!…

Se hace difícil la cosa.

“La impronta de la tía Rosita es única e irrepetible”, afirma la cantante Isabel Aldunate, sobrina de la célebre artista del vodevil. “Ella era una fuerza de la naturaleza, que improvisaba a cada instante: la vida, el canto, todo. Era como un pajarillo libre”.

Rosita Serrano era prima hermana del papá de Isabel.

Pablo Berthelon Aldunate es hijo de Isabel y sobrino nieto de Rosita Serrano, quien nació en Quilpué como María Esther Aldunate del Campo. En salas de cine-arte se exhibió su documental Rosita, la favorita del Tercer Reich, que paga en parte la enorme deuda que tiene Chile con “una estrella mundial; lo mejor que ha dado nuestro país”, en palabras de Valentín Trujillo.

Berthelon se ha propuesto ahora realizar una película de ficción centrada solamente en los años en que Rosita triunfó en la Alemania nazi (entre 1937 y 1943). Allá, durante muchas semanas, Rosita Serrano vendió más discos que las divas vigentes, la sueca Zarah Leander y la húngara Marika Rökk, todas extranjeras, todas sofisticadas, todas sensuales… A los nazis les encantaba en estas divas lo mismo que les reprochaban a las alemanas: que fumaran, que se maquillaran, que manejaran…

Después de perder inmensas fortunas en dos oportunidades, Rosita Serrano falleció en Santiago, en la pobreza más absoluta el 6 de abril de 1997. Muy poca gente llegó al crematorio. Entre ellas, sus amigas Isabel Velasco, Thamar Jaramillo y su sobrina Isabel Aldunate. Estas dos últimas se habían puesto de acuerdo para llevar una casetera con un par de sus canciones: Muñequita linda y My Prayer. En esos momentos, ingresó el líder nazi chileno Miguel Serrano con dos guardaespaldas gigantes tatuados y dijo: “Yo no conocí a Rosita Serrano, pero recuerdo cuando cantaba para el Reich”… Entonces, se adelantó Thamar Jaramillo y lo espetó en voz alta: “Señor Serrano, como dice muy bien, no conoció a Rosita Serrano, y lo que usted representa a ella le daba asco, así que me hace el favor de salir de aquí y dejarnos a los que sí la conocimos”.

Y Miguel Serrano se fue.

“No iba a ser un nazi el que se iba a quedar con las últimas palabras”, comenta hoy Thamar Jaramillo, gerente de Asuntos Públicos de la Cámara de Comercio de Santiago. “La Rosa no me lo habría perdonado nunca. Conociéndola, creo que le habría fascinado que fuera esto lo último que pasó en su entierro”.

Así era Rosita Serrano.

La duda acerca de su afinidad por el nazismo la ha perseguido. La propia cantante confesó en un proyecto de autobiografía que nos facilitó Carlos Puccio, nieto de Osvaldo Puccio Guzmán, agregado militar ante el Reich, y hermano del ex ministro Osvaldo Puccio: “Nunca me ha interesado la política; solamente mi música y los hombres bellos. Mi vida fue una hermosa historia; la viví con todo mi corazón. Fue maravillosa; pero no siempre, también existió mucho dolor. Mis canciones eran mi vida. Mi público era una inyección que me hacía ser graciosa”.

No es cierto que le hayan hecho la cruz porque era nazi, comenta Thamar. “De hecho, ella cantó en Estados Unidos después de la guerra con mucho éxito”.

La escritora Isabel Velasco (hermana de Belisario) afirma: “Ella les cantó a los soldados alemanes; no a Hitler”.

Efectivamente, como menciona el investigador Juan Dzazópulos, Rosita formó parte del programa de entretenimiento para las fuerzas armadas, Kraft durch Freude (“Fuerza a través de la alegría”). “Estaba contratada para cantarles a los soldados alemanes; ése era su trabajo”, comenta Carlos Puccio, un cineasta que también piensa hacer un documental sobre los años de Rosita en Alemania. “La llevaban en un tren (a cantar) a los teatros de los territorios ocupados; a Francia, a Holanda, a los Balcanes. Si te llevaban en esa, tú no estás para levantar el puño, tú haces el saludo nazi. Siempre cantó rodeada de banderas nazis. En los lockers de los soldados, la foto de Rosita estaba al lado de la del Führer”.

Cuando morían los soldados, les encontraban dos fotos, comenta Puccio: la del Führer y la de Rosita Serrano. Ella era la pin-up.

 

CATAPLÚN-CHINCHÍN: AL ÉXITO

 

Rosita Serrano - Roter Moh - Front

Tenía apenas 23 años cuando llega a Berlín en 1937 siguiendo a su madre, la gran soprano lírica Sofía del Campo. Debuta en el Wintergarten, el más grande music-hall y varieté de Alemania. “De pronto, cataplún-chinchín, comencé con un silbido; el público soltó una carcajada. Creo que fui la primera mujer que, no solamente en Alemania, sino que en el mundo entero, silbé en un escenario”, escribió Rosita. “Después canté el Ay, Ay, Ay, de Osmán Pérez Freire, la canción italiana Vieni, vieni, vieni; El Manisero y cuando pidieron repetición, La Paloma”. Este último fue su gran hit, que incluso ha sido utilizado en películas como La Casa de los Espíritus (1993) y El barco (Das Boot, 1981).

(Las versiones que hace Rosita Serrano de las canciones son inolvidables, como las de Caetano Veloso.)

“Esa noche soñé mucho, soñé que triunfaba en los escenarios, que era una gran actriz de cine. Dormí abrazada a mi Pochocha. Soñé con cosas que luego se hicieron realidad”, anotó Rosita.

Dicho y hecho: entre 1938 y 1942 grabó una veintena de discos y participó en media docena de películas. Dzazópulos menciona que llegó a cobrar mil marcos por cantar una noche en los grandes hoteles y cabarets de Europa, donde la presentaron como “El Ruiseñor Chileno”. Solamente para el sello Telefunken grabó más de cien temas. El compositor Michael Jary compuso especialmente para ella éxitos como Amapola roja (Roter Mohn).

 

AMORES A GRANEL

 

rosita_serrano_michael_jary_-_roter_mohnLe adjudicaron un romance con este compositor, pero ella lo desmintió en un documental alemán de 1989. “Durante la época del Reich, decían que yo había sido amante de Goering o de Goebbels, la verdad es que tenía un amante peruano, estudiante de medicina, más joven, y yo lo mantenía”, dijo una vez Rosita delante de Thamar.

Sí es cierto que compartió con Goebbels y Goering, lo que se muestra en el documental de Berthelon. Goebbels la consideraba “una mujer bellísima y un fenómeno vocal”. Goering la invitó a cenar con servicios de oro y de plata y le mostró, en el zócalo, a su difunta esposa embalsamada, relata Puccio.

También le atribuyeron ser amante de Rommel y de Hitler, confesó ella misma riendo.

En 1943, el régimen nazi, tras enterarse de que Rosita Serrano había cantado en Suecia en un recital en beneficio de niños refugiados judíos, bloqueó sus bienes y decretó la requisición de sus discos y registros radiales. Carlos Puccio tiene la orden de arresto, que dice: “En el caso de Rosita Serano (sic), ella no pudo ser detenida. La artista se encuentra en Suecia. En el caso de que vuelva al territorio del Reich, deberá ser procesada, ya que ha sido acusada de espionaje”.

Perdió todas sus posesiones (por primera vez) y se quedó en Suecia, donde contó con la protección del rey Gustavo V (con quien también se le adjudica un romance, pese a que tenía 85 años). “Eran íntimos. El rey habitualmente las iba a visitar porque le encantaba la sopa de cebolla de la tía Sofía (del Campo)”, afirma Isabel Aldunate, que compartió dormitorio mucho tiempo con Rosita. “Su guitarra estaba firmada por el rey de Suecia”.

Después, residió una larga temporada en Grecia (donde se insinuó un affair con el Primer Ministro Georgios Papandreu) y, en 1946, fue contratada por seis meses en Suiza.

Éste es un período estable: tiene 32 años, terminó la guerra, le va bien; es regia, hermosa, canta lindo…

Al año siguiente, mientras realizaba una gira por Egipto, conoció a Jean Aghion, el buenmozo hijo del “Rey del Algodón” y dueño de una gran fábrica de cristales. Pertenecía a una respetada familia judía sefardí. Al poco tiempo se casaron y se establecieron en Alejandría. A Thamar Jaramillo le contó en una carta: “Lo encontré en Alejandría y me siguió con su hijo y nurse a Beirut, Grecia, Estambul, durante casi un año. Yo en gira cantando. Hasta que caí rendida en sus brazos (parece bolero), pero Jean era sabio. En quince años de matrimonio, no tuvimos ningún disgusto”.

 

USÓ TRES HABITACIONES DEL CRILLÓN

 

rositaSerranoXDespués de casi veinte años de ausencia, regresó a Chile en 1948 como una verdadera estrella. Venía acompañada de su esposo, hijastro y secretaria privada, además de seis perros. Se alojó en tres habitaciones del Hotel Crillón (en Agustinas con Ahumada). Estaba contratada para un mes de actuaciones en la Radio Sociedad Nacional de Agricultura y un recital en el Teatro Municipal por la suma de 10 mil dólares, más los pasajes desde Suecia. “Traía tenidas como para vestirse durante seis meses sin repetirse”, comentó la prensa.

En 1949 grabó en español para la RCA Víctor las cuatro canciones de la película La Cenicienta, de Walt Disney. En los años siguientes, se presentó en los centros nocturnos de moda de las ciudades más importantes de Estados Unidos: Nueva York, Los Angeles, San Francisco, Boston, Miami. “En los años 50, ganaba 10 mil dólares a la semana por cantar en el Pierre, el lugar más elegante de Nueva York”, cuenta Thamar.

Un crítico estadounidense comentó que Rosita tenía más chispa que Carmen Miranda y el look de Heddy Lamarr. Ed Sullivan dijo que silbaba mejor que Bing Crosby.

(El comentario sobre Carmen Miranda es exagerado: Rosita amenaza con la sensualidad, pero no la explota; siempre sigue siendo una dama.)

La vida parecía sonreírle una vez más a Rosita, pero la fortuna le tenía preparada otra mala sorpresa. Se encontraban con su marido en París en 1952 (ella tenía 38 años), cuando Gamal Abdel Nasser derrocó al rey Faruk en Egipto, y confiscó todos los bienes de Jean Aghion. Varios años después, dejaron salir a Aghion, quien se dirigió a Italia, donde perdió otra fortuna en los casinos.

Se establecieron en Chile. Rosita se compró “la casa de sus sueños” en Príncipe de Gales 6141 (allí está hoy el Colegio W.A. Mozart), frente al Grange, adonde asistía su hijastro. “La compró a nombre de su marido. Cuando Jean Aghion falleció, en 1962, Rosita heredó la mitad. La otra mitad la heredó Jean-Pierre”, cuenta Isabel Velasco. “Después, Rosita se fue a Alemania, siguió con sus glorias a medias, cada vez menos, la pobre, y cuando quiso volver a su casa, Jean-Pierre (que murió joven) había vendido su mitad a unos parientes de la Rosita”.

Ella no quería que vendieran la casa y le dieran la mitad. Quería vivir en su casa. “Esa fue una lucha que dio cuerpo a cuerpo”. Y perdió. “Cuando yo la conocí, en el año 73, estaba en eso. Se tomó la casa con el diplomático Manuel Bianchi Gundián, pero el jardín no más. No podían entrar. Era una toma bien así de salón, pues, ¿no?, usted comprende. Y no la recuperó nunca, nunca, nunca”, dice Isabel Velasco.

Fue una pena que se anidó en su corazón, al que llegó un nuevo amor, Will Williams, un famoso dibujante de posters en Hollywood. A él se deben los carteles de Quo Vadis y El Manto Sagrado. Williams vino a Santiago y se quedó largo tiempo. Hacía retratos y caricaturas. La pareja tenía continuas peleas. Will solía decir: “Vivir con Rosita Serrano es como vivir en un campo minado, y siempre pisar la mina”.

Pero Will era un hombre viejo también, señala Isabel Velasco. “Cuando Rosita murió, él se había ido, pero volvió y”… (se le quiebra la voz a la escritora). “¡Es tan amiga mía, que me da pena recordar estas cosas!”.

Thamar Jaramillo también lo perdonó ahí mismo: “La Rosa estaba vieja (tenía 82 años), sola en un hospital público, y Will llegó de Estados Unidos, y yo le dije: ‘El hecho de que hayas venido a verla hace que olvide todos los malos ratos que hemos tenido’. Y él me contestó: ‘Ella hizo mucho por mí’”.

Hasta días antes de su muerte Rosita hablaba de lo maravilloso que era su Will, recuerda Isabel Aldunate.

Todos lamentan el olvido en que Chile dejó a Rosita. Isabel Aldunate presentó una solicitud para una pensión de gracia, y se demoraron tanto, que cuando la llamaron para decirle que estaba lista, “El Ruiseñor Chileno” había fallecido hace tres meses.

 

 

rositaserrano

 

 

 

 

rosita_serrano_1939¡Cómo canta esa mujer!

El documental de Pablo Berthelon, que está disponible en DVD, muestra maravillosamente la curiosa manera de cantar de Rosita, llena de originalidad y de improvisación: todo lo intervenía. De repente se cambia a la segunda voz, altera los ritmos. Hace subidas cromáticas. Cambia las letras: “Más te quisiera, rotito chilenito; y todas las noches lo paso, esperándote en mi ranchito”.

El gran músico Vicente Bianchi (94 años) iba a grabar con ella, pero se arrepintió: “Me corrí como pude, porque era muy difícil acompañarla. Una persona que cambia el ritmo o (hace) cosas especiales. Fregado, fregado. A veces se sale del ritmo, o hace otras cosas. Esa era la gracia que tenía, pues, también”.

Bianchi reconoce que ella tenía muy buen timbre.

El célebre pianista alemán Peter Kreuder, que la acompañó tantas veces, escribió en su autobiografía: “A Rosita todo le salía sin esfuerzo; jugaba con sus cuerdas vocales como lo hace un gitano con su violín”.

“Esta forma de cantar responde a su manera de ser”, comenta su sobrina Isabel Aldunate. “En la vida diaria, ella era también una mujer de gritos, risas exageradas, bromas, y todo eso mezclado con su elegancia innata”.

Tanto Isabel Aldunate como Thamar Jaramillo se han comprado sus discos en Alemania, donde aún la veneran.

Thamar explica en una frase su decadencia de los últimos años: “Lo que pasó fue que el estilo de canto de la Rosa pasó de moda. Ella tenía una voz frágil, fumaba mucho y perdió la voz. No cuidó la plata, no cuidó la voz”.

 

Sitios Web

Rosita cantando en el Wintergarten:

http://youtu.be/0qv0pI32XxE

Rosita cantando “Soñar es deseado”, de la película “La Cenicienta”, de Walt Disney:

http://youtu.be/jIXvqjUXph8

Semblanza de Rosita Serrano por Juan Dzazópulos Elgueta:

http://www.operasiempre.es/2010/06/rosita-serrano-el-ruisenor-chileno/

La página de Will Williams, pintor de la Corte de Hollywood (su dibujo de Rosita Serrano aparece en Hollywood Star Portraits, junto a Marlene Dietrich y Marilyn Monroe):

http://will-williams.com/

Interesante página que cuenta la relación de Will Williams con Rosita Serrano:

http://www.hollywoodposters.net/willwill.htm

Biografía de Rosita Serrano por David Ponce:

http://www.fundacionjoseguillermocarrillo.com/sitio/muspopular_rosita_serrano.php

 

 

Acá está El Rey del Rock

miércoles, octubre 5th, 2011

Elvis, ídolo de los coléricosAgosto de 1987. Falta una semana para que se cumplan 10 años de la muerte de Elvis Presley. En la «Revista del Domingo» de «El Mercurio» propongo celebrarlo con una crónica en portada y centrales.

En una época sin Internet y sin las facilidades de comunicación actuales, una fuente básica de la información que conseguí fue una maravillosa colección de la revista «Ecran» que la «Revista del Domingo» había adquirido. Estaban todos los números de los años 50 y 60 magníficamente empastados.

De allí surgió la referencia a Camilo Fernández, el gran productor musical de la Nueva Ola (Q.E.P.D.). En 1957, él se había manifestado crítico de Elvis, favorable a Pat Boone. Yo creo que su punto de vista era compartido por muchos en ese momento.

Le dolió la publicación a Camilo Fernández. Envió una larga nota justificando su posición. Se publicó el 13 de septiembre de 1987: «La reacción fue violenta, y los juicios, apresurados», confiesa. «La irrupción de Presley fue una bomba en el centro de nuestra burbuja cultural. Convirtió el canto en un grosero atentado sexual».

El diseño de la crónica es de mi gran amigo Carlitos Olavarría (Q.E.P.D.), a quien le dedicó esta republicación.

Nada me gustaba más que escribir historias de rock en la «Revista del Domingo»: unía dos de mis grandes pasiones: la historia y la música, y, dentro de la música, el rock. En este mismo volumen empastado de la «Revista del Domingo», también hay una crónica sobre los Doors, sobre Maurice Ravel, sobre el compositor chileno Andrés Alcalde (compañero mío en el Conservatorio), sobre Gershwin y sobre el músico brasileño Heitor Villalobos. Ya las irán viendo…

Todas ellas fueron acompañadas por programas en la radio. ¡Ah, no! ¡Si yo era muy multimedios en los años 80! Siempre llamaba a una radio y les pedía que hicieran un programa. Este, de Elvis, fue en la Radio Infinita, 100.1 FM Stereo, a las 19 horas, el domingo 9 de agosto de 1987.

Debo agradecer el aliciente que me dieron Verónica Núñez y Marco Peña, del programa «Días Felices», de Radio Agricultura, para digitalizar este material y publicarlo. Era una cosa que siempre había tenido pendiente, pero nunca atinaba.

El programa «Días Felices» va todos los domingos de 11 a 13 horas en Radio Agricultura 92.1 FM.

Elvis Presley: Idolo de los coléricos

martes, octubre 4th, 2011

Rebeldía con clase
REBELDÍA CON CLASE: El grito es «lo joven es hermoso». A pesar de su apariencia, era humilde y cortés.

 

No sólo James Dean atrajo seguidores en la época de las casacas negras y las motonetas. Elvis Presley los hizo bailar. El próximo domingo se cumplen diez años de su muerte.

CON sus pantalones negros ceñidos, su vis­tosa camisa con cuello levantado, su largo pelo y sus patillas, el Rey enfrenta a la multitud.

—Me gusta comenzar mis conciertos con el himno nacional —dice por el mi­crófono con su inglés arrastrado y de vaga pronunciación—. ¿Se pondrían to­dos de pie, por favor?

Y las 15 mil personas, que copan el estadio de Seattle, se levantan.

Elvis toma la guitarra, se retuerce una vez más, toma aliento, y estalla en un violento rocanrol: «You ain’t nothing but a hound dog. . . (No eres más que un sabueso).»

La multitud, sorprendida, enloque­ce. El público de las galerías se mueve hacia arriba y hacia abajo, como una gi­gantesca estrella de mar. Ni siquiera se escucha la voz de Elvis. Ocurre en 1957.

La irreverencia será uno de los dis­tintivos de Elvis Presley, El Rey, el in­comparable, el sin par ídolo de la mú­sica popular, fallecido hace diez años.

Pero Elvis era algo más que un cantan­te. Fue un símbolo de rebelión. Un grito de lucha. Newsweek lo llama «el niño que abrió la brecha generacional». El creador de una música que los jóvenes pueden lla­mar suya, ya no de sus padres.

Eclipsa así a esas estrellas de cine y vocalistas de centros nocturnos que rei­naban en el mundo de la canción. A Frank Sinatra y Bing Crosby.

En Latinoamérica, relega a lugares secundarios a chilenos como Antonio Prieto y Lucho Gatica. Y empequeñece los triunfos de Miguel Aceves Mejías, con La cama de piedra, y Libertad Lamarque, con Fumando espero.

Todo comienza en enero de 1956 con estos sones: «Well, since my baby left me,/ found a new place to dwell/ down at the end of Lonely Street/ at Heartbreak Hotel.» («Desde que mi chica me dejó,/ encontré un nuevo lugar para vivir/ al final de la Calle Solitaria/ en el  Hotel Nostálgico.»)

Elvis tiene 21 años; su rudo y sagaz empresario, el Coronel Tom Parker, le consigue un fabuloso contrato con la RCA, que edita Hotel Nostálgico, y ven­de un millón de discos en un suspiro.

SALIR DEL MONTON

Atrás quedan los días de miseria en Tupelo, Mississippi; los días de camionero en Memphis. Atrás, sus giras por los estados del sur estadounidense, pro­movido como El Gato Montañés.

Ese mismo enero debuta en televi­sión. Canta: «Puedes quemar mi casa, ro­bar mi auto, beber mi sidra de mi viejo ja­rro; pero no pises mis zapatos de gamuza azul. Puedes hacer cualquier cosa, perc apártate de mis zapatos de gamuza azul.»

La letra debe haberla disfrutado este tímido chico que tarda un cuarto de hora en peinar su «copete» y su «gatito». Que adora la ropa vistosa. Que usa tenidas de terciopelo o de cuero. Que disfruta las chaquetas rosadas.

Que, ya en el liceo, gustaba deslum­brar, llamar la atención.

—Quería ser diferente y parecer de más edad —cuenta Elvis a una periodista en marzo del 57—. El único modo fue dejarme el pelo largo y usar ropa negra. Mis compañeros me molestaban muy a menudo por mi aspecto, pero no desistí. Incluso entonces sabía que para destacar del montón había que ser distinto.

No sólo sus canciones se ponen de moda, sino TODO él. Sus ojos adormi­lados, su boca chueca, sus contorneos y estremecimientos al cantar.

CRITICAS CRIOLLAS

Chile se llena de elvispresleys. Con casacas negras circulan sobre raudas motonetas, escuchando las primeras radios a pilas por las que sale su música.

A Camilo Fernández, entonces co­mentarista de discos de revista Ecran, le disgustaban estos imitadores. «Pantalones ajustados, patillas, pelo largo, se identifican en la calle», reseña para la Navidad del 57. «Bailan muy bien «rock» y no pierden tiempo en conversa­ciones con una muchacha: bastan los he­chos (. . .). Están reñidos con la conver­sación inteligente o culta.»

Decía que Elvis era el «creador de un estilo vocal que ha causado más daño a la música popular que todas las influencias negativas en medio siglo».

Se quejaba de «las convulsiones de Presley, su fraseo entrecortado, sus alu­siones sexuales en gestos y canciones, que se hacen groseras».

Fernández, por aquella época, tenía el remedio. «Si se necesita un modelo, es preferible imitar a Pat Boone», que era «un muchacho culto, sano, educado, uni­versitario, padre de tres hijas, enamorado de su mujer».

No estaba solo en sus ataques. En Estados Unidos, Frank Sinatra llama al rock «la forma de expresión más brutal, fea, desesperada, viciosa».

Ed Sullivan —rey de la televisión estadounidense— jura que Elvis jamás pisará su show. Pero cuando el Coronel Parker lleva a su pupilo al programa de la competencia y su rating baja brus­camente, Sullivan renuncia a todo y de­sembolsa inconcebibles 50 mil dólares para captar a Presley.

CONTORSIONES VENDEDORAS

Se presenta tres veces entre el 8 de septiembre del 56 y el 6 de enero del 57. Sólo en el tercero lo censuran: lo mues­tran de la cintura para arriba, para que no vean cómo Elvis mueve la pelvis. (Le dicen «Elvis the Pelvis».)

El crítico musical Greil Marcus está de acuerdo con la censura. El revisó los videos un cuarto de siglo después y con­cluyó: «Si apareciera hoy en televisión, el espectáculo no sería menos chocante.» A pesar de que considera a Presley «una fi­gura suprema» en la vida estadouniden­se; sin comparación.

Y por qué se mueve así. Elvis:

—En mi primera aparición después que comencé a grabar, yo estaba en un show en Memphis donde comencé a hacer eso. Estaba haciendo una canción rápida, uno de mis primeros discos, y todo el mundo estaba vociferando, y yo no sabía por qué gritaban así. Me fui del escenario y mi manager me dijo que ellos gritaban porque yo me estaba contorsionando. Bueno, volví por un bis y, entonces, hice un poco más, y mientras más lo hacía, más locos se ponían.

Pero no es tan así la cosa. A los 18, cantaba spirituals y movía las caderas, lo que ponía en situación engorrosa a sus compañeros de canto. En los estudios de RCA, Elvis …movía las caderas, lo que molestaba a los ingenieros porque se ale­jaba del micrófono. El jefe de sonido le pide que se quede tranquilo.

—No, no puedo —responde Elvis—. Lo siento. Comienzo a cantar y los mo­vimientos son involuntarios.

SIGUIENDO A JAMES DEAN

Cuando pasa a Hollywood, Elvis se propone emular a James Dean (fallecido un año antes) y a Marlon Brando, sus ídolos. Ellos representaban la primera ola de rebelión de una juventud disconforme. Surgen los beatniks, antecesores de los hippies.

Es la onda popular. En un nivel más culto, en el ensayo, la novela y, so­bre todo, en el teatro, habían surgido antes en Gran Bretaña los jóvenes ira­cundos, con Harold Pinter y John Osborne (Recordando con ira). En el mismo ámbito, crece en Estados Unidos la Beat Generation, con Jack Kerouac, Allen Ginsberg y Lawrence Ferlinghetti. Ellos expresan el desengaño de los jóvenes por la sociedad de consumo.

El Coronel Parker aprovecha el ci­ne como catapulta para su estrella. Se le ocurre sacar 500 copias simultáneas de la película para estrenarla en igual nú­mero de salas. Cosecha ganancias fabu­losas. Además, comercializa a paso de pulga las bandas de sonido de los fil­mes: primero como singles; luego, como álbumes.

En Chile lo instalan de inmediato en el podio de los diez actores favoritos. Lo superan Yul Brynner, Rock Hudson y, sobre todo, el inefable James Dean.

Sus bolsillos engordan una barba­ridad. En semanas llega a ganar hasta 50 mil dólares en presentaciones per­sonales, más los que le pagan por pelí­cula y por aparecer en televisión, más los millones de discos vendidos… Du­rante 1956, su primer año, recauda 1 millón 900 mil dólares.

«PREFIERO MANEJAR CAMIONES»

Primero compra un Cadillac rosa­do. Después, uno negro; otro amarillo, una limosina negra. Un Lincoln blanco; un coche deportivo Messerschmitt. Pero lo que más le gusta es pasear por las ca­lles de Memphis —¡soplado!— en su moto Harley-Davidson, llevando a bel­dades hollywoodenses como Natalie Wood, quien viaja especialmente a Mem­phis para conocer a sus padres.

También adquiere una mansión de 23 habitaciones, que denomina Graceland (La Tierra de la Gracia). En ella fa­llecerá veinte años más tarde.

Le encantan el cine y los parques de diversiones. No va así no más; los arrien­da para él y sus amigos. Y maneja los pe­queños automóviles, lanza pelotas de tra­po a los monos porfiados, dispara a las hileras de patitos y gana ositos de felpa.

Tiene sueño intranquilo. Se acuesta a las dos, a las cuatro de la madrugada, y duerme, mal, hasta mediodía.

De gustos sencillos, es bueno para las hamburguesas, el pollo asado, la car­ne de cerdo, los emparedados, la leche, los helados.

Y para contorsionarse.

El Coronel Parker y otros ejecuti­vos le han pedido que suavice sus inter­pretaciones. Elvis se opone:

—Si tengo que limitarme a mi voz, prefiero volver a manejar camiones.

Tal como crece el número de sus admiradores, aumenta el de los detractores. Con el objeto de sacarlo de circulación, gran cantidad de gente envía diariamente cartas a la Oficina de Re­clutamiento, pidiendo que enrolen al ídolo.

LA PARADOJA DE ELVIS

Finalmente, el 24 de marzo de 1958, a las 6.30 de la mañana, Elvis se incorporó al Ejército.

A su regreso en 1960, venía con el pelo a lo Sansón: cortito. Suave.

Y se dedicó a cantar baladas como su famosa versión de O Sole Mio que él llamó Ahora o nunca.

—El período previo no era hacia los adultos. Era solamente para la juventud. Ahora hace una música más pausada, más melódica. Ya dejó de ser el lolito del rocanrol con todos sus movimientos que llegaba más bien a las quinceañeras; em­pezó a llegar a todo tipo de público —explica la fan chilena Mireya Campos, profesora de alemán, que lo sabe todo sobre Elvis y posee una espectacular co­lección de más de un centenar de discos suyos.

A fines de los años 60, Elvis comen­zó a presentarse de manera habitual en Las Vegas. Le pagaban 100 mil dólares por noche.

Al momento de morir —con 115 ki­los y una docena de tranquilizantes dis­tintos en el cuerpo—, se le consideraba un destacado vocalista de centros noc­turnos. Como ésos que él mismo había eclipsado. Tenía 42 años.

Texto: Alexis Jéldrez

9 de agosto de 1987