En la Furia del Libro que tuvo lugar en diciembre en el GAM, encontré el libro «Quimantú y la colección Nosotros los Chilenos», y una foto de mi querido tío Sergio San Martín Muñoz.
Estaba yo visitando la Furia del Libro en el GAM el domingo 22 de diciembre, cuando me encontré con el libro «Quimantú y la colección Nosotros los chilenos«, de Flavia Córdova, Almendra García-Huidobro y Vicente Montecinos (Tiempo Robado Editoras, 2022; esta reimpresión es de junio de 2023). Un libro realmente hermoso, con muchas imágenes, fotos, recuerdos. Me puse a hojearlo con entusiasmo y me pareció ver a mi querido tío Sergio San Martín Muñoz en una foto en la página 83. «Cecilia Urrutia. Los inventores obreros. N° 36 (p. 90), 1973«, dice la lectura de foto. Alude al número 36 de la Colección Nosotros los chilenos, aparecido en marzo de 1973. Ese año yo estaba ingresando a Traducción Inglés-Francés en la Universidad Católica, mi cuarta carrera, después de Economía en la Universidad de Chile (1970), Teoría General de la Música, en el Conservatorio de la Universidad de Chile (1971) e Intérprete de Danza en la Universidad de Chile (1972). Durante muchos años, cuando mi abuelita Laura me veía, me preguntaba: «¿Y qué estás estudiando ahora, Alexito?»…

Nosotros los chilenos circuló quincenalmente (los jueves) entre octubre de 1971 y septiembre de 1973. La primera entrega, Quién es Chile, tuvo un tiraje de 50 mil ejemplares. Se llegaron a publicar 49 fotolibros de más de 90 páginas. La colección fue dirigida por los escritores Alfonso Calderón y Hans Ehrmann. Colaboradores activos fueron Alfonso Alcalde, Fernando Rivas, Francisco Coloane, Luisa Ulibarri, Patricio Manns y Jaime Quezada.
La totalidad de la colección está disponible digitalizada en «NosotrosLosChilenos.cl«.
La Colección Nosotros los chilenos buscaba responder a la pregunta «¿quiénes somos los chilenos?». «Es común ver en la televisión comerciales que replican estrategias hoy convertidas en cliché: diversidad de paisajes, diversidad de personas y oficios», señala Christian Anwandter en el prólogo. «De alguna manera se ha fosilizado el procedimiento de Nosotros los chilenos, pero despojándolo de su proyecto político. No se acompaña a estas imágenes de un discurso que se articule con categorías de lo social».
Manejamos muchos clichés: el huaso chileno, el jutre, el roto chileno, la belleza del paisaje chileno, pero ¿qué tal si pudiéramos pensar que, en realidad, los trabajadores son los chilenos?
«Sostenemos que la colección representa la intención de la política editorial de Quimantú de disputar la identidad nacional para pensarla inserta en el marco del proyecto político de la Unidad Popular», afirman los autores en la página 56. «Considerando una variedad de aspectos, la colección deconstruye la visión, el imaginario histórico conservador de la nación y sitúa al hombre proletario como sujeto principal, desde una evidente posición de clase. A su vez, con la mirada del presente constatamos una comprensión limitada del rol de otros sujetos, como es el caso de las mujeres y pueblos originarios».
¡Qué tal si los trabajadores somos los chilenos, y no los dueños de la tierra y del capital?
«La colección propone un recorrido a través de Chile y su gente: inserta en el proyecto político de la Unidad Popular, mediante sus libros, se hizo parte de la disputa en torno a la identidad nacional y sobre cómo se comprende y compone Chile. Preguntarse ¿quién es Chile? era sin duda ambicioso, como también complejo; no obstante, ese fue el título del primer número de la colección, causando un impacto que hizo visible a Quimantú y la situó en medio de este debate. El objeto de la disputa era el relato clásico de Chile, ligado a la aristocracia y a la clase dominante, presente en la historia oficial, la de los vencedores. En cambio, la colección Nosotros los chilenos buscaba situar al centro a los marginados de la historia«. (Página 73)

Completé el largo recorrido por la Furia del Libro, almorcé ñoquis en el Nolita, en un segundo sector de libros me enfrasqué en una conversación prolongada con José Gabriel Feres, fundador del Partido Humanista, alguna vez presidente del Partido Humanista, hoy desencantado de la política, como tantos. Hablamos de esos libros que leíamos cuando estuvimos en Silo (yo milité ahí en 1970, la única vez en mi vida que he militado en algún lado), de los epónimos, de Bruno von Ehrenberg… Me enseñó que H. van Doren era, en realidad, Silo. Me contó que él vivía en José Domingo Cañas, a dos cuadras de nuestro amigo común Dario Ergas. Al poco rato me encontré con Simón Ergas, hijo de Dario. Simón Ergas es ahora il capo di tutti capi en la Furia del Libro, y les ha ido muy bien.

La verdad es que la variedad que ofrece hoy la Furia del Libro no se compara con lo básico que se ha vuelto la FILSA (Feria Internacional del Libro de Santiago), que más encima cobra entradas carísimas ($4.500) viernes, sábados y domingos (y sin descuentos para la tercera edad). Además, la FILSA se realizó en noviembre en el Centro Cultural Estación Mapocho, y no se podía respirar (no había aire).
Después de ese amplio recorrido, volví a comprarme el libro «Quimantú y la Colección Nosotros los chilenos» ($14.000), y compartí, emocionado, la foto de Sergio San Martín Muñoz con una de sus hijas y con una de sus sobrinas directas.
Cuando falleció en Gorbea el tío Sergio en 2018, le escribí estas líneas:
El tío Sergio y yo
(miércoles 13 de junio)
El tío Sergio estuvo a verme el otro día
-cajetillas de cigarros
cajitas de fósforos
pipas y pipitas-
El tío Sergio me quería mucho
No sé por qué
¡Vaya a saber uno
por qué lo quieren a uno!
¡Vaya a saber uno
por qué lo dejan de querer!
Pero algo había entre
el tío Sergio y yo:
la buena onda
la humildad
la sencillez
la perseverancia
el empeño
La recreación
la posibilidad de reinventarse
muchas veces / NO UNA VEZ
el artesano
el agricultor
el escritor
el líder sindical
el trabajador
el comunista
Él me veía
pero no me veía
Él me veía
pero me traspasaba
Él me veía
y sabía en qué yo estaba
Él me veía
y sabía en qué yo andaba
El tío Sergio
estuvo a verme el otro día
-no lo esperaba-
y me deseó el bien.