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Cómo lo veía el emperador Adriano

miércoles, abril 30th, 2025

«Se me presentaba la ocasión de ensayar, en ese espacio bien delimitado que va de una costa a otra, un sistema de defensa que más tarde podía aplicarse en otras partes».

«La erección de la muralla significaba la primera prueba irrefutable del poder protector de Roma».

«Aquella línea de defensa se convirtió en el emblema de mi renuncia a la política de conquistas».

El emperador Adriano vivió entre los años 76 y 138. Fue emperador del Imperio Romano entre 117 y 138, el tercero de «los cinco emperadores buenos». (Busto de Adriano en los Museos Capitolinos. Marie-Lan Nguyen – Trabajo propio. Dominio público.)

A COMIENZOS DE FEBRERO fui, como siempre, a la Feria del Libro Usado de la Universidad Mayor, ahí en Santo Domingo con Mac-Iver. Me compré las «Memorias de Adriano«, de Marguerite Yourcenar, con la maravillosa traducción del inigualable Julio Cortázar. Es una edición española de 1992 (Edhasa, «narrativa contemporánea»). Bonito libro, con hojas gruesas. Allí, el emperador Adriano confiesa de dónde surgió la idea de construir el muro: «Apenas tres meses antes de mi llegada, la Sexta Legión Victoriosa había sido transferida a territorio británico. Reemplazaba a la malhadada Novena Legión, deshecha por los caledonios durante la revuelta que nuestra expedición contra los partos había desencadenado como contragolpe en Bretaña». (p. 143)

Los «caledonios» eran unos pueblos celtas que habitaron la región que hoy conocemos como Escocia.

Ahí tenía Adriano la razón para construir su muralla.

Una sandalia que se expone en el Museo de Vindolanda. (By Colgill – Own work, CC BY-SA 4.0)

Adriano visitó Bretaña en el año 122 d. de C., avisa el libro «Hadrian’s Wall«, de David Breeze (English Heritage, 2006). When we visited Vindolanda in June, 2022, my son gave me this «handsome guidebook, that provides maps, plans and tours of the important sites, as well as a history of the Wall and its associated forts».

El Muro de Adriano tiene 117 kilómetros de largo.

«Inspeccioné personalmente buena parte de los trabajos, emprendidos simultáneamente sobre un terraplén de ochenta leguas; se me presentaba la ocasión de ensayar, en ese espacio bien delimitado que va de una costa a otra, un sistema de defensa que más tarde podría aplicarse a otras partes».

Nosotros, con mi hijo, recorrimos toda esa zona, de costa a costa, pero nuestro centro de operaciones estuvo en Carlisle (Cumbria). Arrendamos un Citroën C3, con el que fuimos, de ida y vuelta, entre Liverpool y Newcastle. Íbamos muy despacio, porque no está permitido circular a mucha velocidad. La campiña inglesa es verdaderamente hermosa.

Hacia el año 370 d. de C., los romanos comenzaron a abandonar el Muro de Adriano.

«El siglo II me interesa porque fue, durante mucho tiempo, el de los últimos hombres libres», escribe Marguerite Yourcenar. La cita proviene de una carta de Gustave Flaubert: «Los dioses no estaban ya, y Cristo no estaba todavía, y de Cicerón a Marco Aurelio hubo un momento único en que el hombre estuvo solo«.

«El siglo II me interesa porque fue, durante mucho tiempo, el de los últimos hombres libres», señala Marguerite Yourcenar.

Claro. Era el fin de las religiones politeístas y el comienzo de las monoteístas. Se comienza a imponer la intolerancia.

«Durante la guerra con los judíos, el rabino Josuá me explicó literalmente ciertos textos de esa lengua de sectarios, tan obsesionados por su dios, que han desatendido lo humano«, señala Adriano (p. 41).

Mi hijo me regaló el libro «Hadrian’s Wall», de David Breeze, perteneciente a la colección English Heritage. Tiene 60 páginas.

¡Qué fuerte resuena esto en el año 2025!

Adriano siente poca simpatía por la secta de los cristianos (p. 81). Los considera «fanáticos». «Toda tolerancia acordada a los fanáticos los mueve inmediatamente a creer que su causa merece simpatía» (p. 224). Quiso estudiar la vida del joven profeta Jesús, fundador de la secta. «Aquel joven sabio parece haber dejado preceptos muy parecidos a los de Orfeo, con quien suelen compararlo sus discípulos.» Adriano se deleitó con el encanto, la dulzura y la ingenuidad de esa gente sencilla «que se aman los unos a los otros». Pero, bajo esa inocencia recatada y desvaída, Adriano «adivinaba la feroz intransigencia del sectario frente a formas de vida y de pensamiento que no son las suyas» (p. 225).

Adriano no tardó en cansarse de «esos retazos de filosofía torpemente extraídos de los escritos de nuestros sabios». Estaba preocupado por «nuestras antiguas religiones, que no imponen al hombre el yugo de ningún dogma».

A mí me encanta comer palta (aguacate). Yo la sirvo fileteada, con sal, pimienta, aceite de oliva y limón. Pero estoy consciente de que a muchas personas les gusta molida (muy molida) sin pimienta ni limón, pero jamás sería tan salvaje como para atacar con un cuchillo y matar a quien no le gusta la palta como a mí me gusta. La intolerancia comenzó con estas religiones monoteístas: judíos, cristianos y musulmanes. Esto fue un gran error.

Nietzsche escribió en «El Anticristo» que en el Nuevo Testamento había un solo personaje admirable. Se refería a Poncio Pilatos, y a cuando dice «¿Qué es la verdad(Juan 18:38).

Adriano observa que lo peor en estas culturas fanáticas era el odio, el desprecio recíproco, el rencor. «Israel se niega a ser solamente un pueblo entre los otros pueblos, poseedor de un dios más entre los dioses. Los más salvajes dacios no ignoran que su Zalmoxis se llama Júpiter en Roma; el Baal púnico del monte Casio ha sido identificado sin trabajo con el Padre. Los egipcios, tan orgullosos de sus fábulas diez veces seculares, consienten ver en Osiris a un Baco cargado de atributos fúnebres; el áspero Mitra se sabe hermano de Apolo. Ningún pueblo, salvo Israel, tiene la arrogancia de encerrar toda la verdad en los estrechos límites de una concepción divina; ningún otro dios ha inspirado a sus adoradores el desprecio y el odio hacia los que ruegan en altares diferentes». (p. 239)

Estatua del Baal de Ugarit con un rayo. Musée du Louvre. (Dominio público.)

En «Hadrian’s Wall», de English Heritage, mencionan que los soldados romanos apostados en el norte de Bretaña eran muy aficionados a las «mandas». A cambio, muchas veces construían altares o santuarios, o sacrificaban algún animal. (p. 22) Algunos de los dioses locales se asimilaron a dioses romanos: Marte con Belatucadrus, Apolo con Maponus. Otros fueron introducidos por las unidades extranjeras, como es el caso de los arqueros hamianos y su Diosa Madre. «Los templos de estos dioses eran edificios pequeños, ya que, para los romanos, la religión era un asunto personal». (p. 22)

Nosotros vimos muchos de estos restos de altares y santuarios en el Muro de Adriano, y nos sorprendió este punto de vista tolerante. Incluso nos pareció divisar un altar cristiano, que al parecer pertenecía a un comandante.

El mitraísmo era enormemente popular. Se han excavado muchos templos a Mitra. Varios de estos templos fueron destruidos con particular encono por los cristianos, que consideraban que el mitraísmo era una copia de sus propias creencias. (p. 22)

Sir James George Frazer se refiere a la inmensa popularidad del culto de Mitra en el capítulo 10 («El dios ahorcado»), de «La rama dorada«. Dice que, en cuanto a las doctrinas y los ritos, «el culto de Mitra parece tener muchos puntos de semejanza no tan sólo con la religión de la Gran Madre de los Dioses, sino que también con el cristianismo. La semejanza extrañó a los mismos doctores cristianos, que la explicaron como obra del diablo, codicioso en desviar las almas de los hombres de la verdadera fe con una insidiosa y falsa imitación» (p. 277).

El que luce el gorro frigio con rayos solares es Mitra-Helios. Le acompaña Antíoco I (siglo I a.C.). La imagen fue encontrada en el monte Nemrut (Turquía actual). (Dominio público)

Por supuesto, la religión mitraica es muy anterior al cristianismo. «En la estatuaria colosal erigida por el rey Antíoco I (69-34 a. C.) en el monte Nemrut, Mitra se muestra imberbe, con un gorro frigio, y originalmente estaba sentado en un trono junto a otras deidades y al propio rey. En la parte posterior de los tronos hay una inscripción en griego, que incluye el nombre Apolo-Mitra-Helios».

Identificado inicialmente por los griegos con el dios solar Helios, «el sincrético Mitra-Helios se transformó en la figura de Mitra durante el siglo II a. C., probablemente en Pérgamo. Este nuevo culto llegó a Roma alrededor del siglo I a. C. y se dispersó por todo el Imperio romano. Popular entre los militares romanos, el mitraísmo se extendió hasta el norte, llegando incluso al Muro de Adriano».

Para la celebración del nacimiento de Mitra, el 25 de diciembre, todos intercambiaban regalos y encendían luminarias con mucha alegría.

El auge de la Diosa Madre Siria en el Imperio Romano

martes, diciembre 10th, 2024
  • La llaman “Hammia”, la llaman “Atargatis”; algunos la mezclan con Afrodita e, incluso, con Ceres.
  • En estos años (entre el 200 antes de Cristo y el 300 después de Cristo) todavía existía esta veneración por diosas que se sabe que existieron y predominaron miles de años antes.

Cuando, en junio de 2022, estábamos con mi hijo visitando el Muro de Adriano en el norte de Inglaterra, me llamó la atención una referencia a una Diosa Madre siria.

En una visita al Roman Army Museum (en Carvoran, Northumbria), encontramos lo siguiente:

“The site of Carvoran (Magna) has produced numerous religious dedications including several that were connected with the Syrian archers, including the important Dea Syria inscription and a dedication to the goddess Hammia, who may have been a special protectress of the Syrian archers. Other deities include Belatucadrus and the Veteres. These appear to have been native North British gods, who may have been mainly worshipped by the civilian population at Carvoran.”

Nosotros nos hospedábamos en Carlisle (Northumbria); Carvoran nos quedaba cerca.

 “El sitio de Carvoran (Magna) ha producido numerosas dedicatorias religiosas, entre ellas varias relacionadas con los arqueros sirios, como la importante inscripción Dea Syria y una dedicatoria a la diosa Hammia, que pudo ser una protectora especial de los arqueros sirios. Otras deidades son Belatucadrus y los Veteres. Estos parecen haber sido dioses británicos del norte, que pueden haber sido adorados principalmente por la población civil de Carvoran.”

Quinientos arqueros hamianos, conocidos como Cohors Prima Hamiorum Sagittaria, el único regimiento de arqueros conocido en Gran Bretaña, estuvieron estacionados en Magna (el nombre antiguo de Carvoran) a partir del año 120 d. C.

De regreso en Santiago, me puse a investigar sobre esta Diosa Madre siria y encontré una referencia en Twitter (hoy, X). Era una publicación de Pete Savin, fotógrafo y guía en recorridos de la Hidden History en el Muro de Adriano.

 “A cohort of Hamian archers were based here originally raised in Syria, it’s well worth us calling into the Roman Army Museum here to see the Cattle skull used as target practice and view the Eagles Eye 3D film about Hadrians Wall and the Vindolanda Trust”.

“Aquí estaba instalada una cohorte de arqueros hamianos provenientes de Siria. Vale la pena pasar por el Museo del Ejército Romano para ver el cráneo de ganado utilizado como objetivo de práctica y ver la película Eagles Eye 3D sobre el Muro de Adriano y el Vindolanda Trust.”

Yo le contesté:

“We visited the Roman Army Museum a couple of weeks ago and watched the wonderful Eagles Eye 3D film. I was very interested in the superiority of the Syrian archers (why?), and the worship of that mother goddess Hammia.”

“Visitamos el Museo del Ejército Romano hace un par de semanas y vimos la maravillosa película Eagles Eye 3D. Me interesó mucho la superioridad de los arqueros sirios, y la adoración de esa Diosa Madre Hammia”.

Después, agregué:

“Also in learning that Romans thought religion to be a private practice (!)”…

“También nos encantó aprender que los romanos consideraban que la religión es una práctica privada”… ¡Esto es maravilloso! ¿Cuántos conflictos se habrían evitado si pensáramos que la religión es una práctica privada! ¿Cuántas muertes se habrían evitado si hubiéramos pensado que cada persona tiene derecho a tener la religión que quiera!… Sólo pensarlo estremece.

Pete Savin no respondió nada, pero me puso un “Me gusta”.

VIENEN DE SIRIA

El centro religioso de adoración de la Diosa Madre siria estaba en Hierápolis. No quedaron muchos registros de esta devoción. No obstante, en el fuerte de Carvoran (Northumbria), un soldado del siglo III dejó un registro de su fe con este breve credo en verso en una lápida:

“Frente al León, en el lugar celestial, en la Virgen coronada de espigas, la que primero reveló la Justicia y fundó las ciudades, dones de los cuales ha sido nuestra fortuna conocer a los dioses.

“Así que la Diosa Siria es al mismo tiempo la Madre de los Dioses, la Paz, la Virtud y Ceres, que pesa en su balanza la vida y las leyes.

“Siria hizo surgir una constelación que se ve en el cielo para recibir culto en Libia. De esto hemos aprendido todos.

“Así lo comprendió Marcus Caecilius Donatianus, sirviendo como tribuno en el deber de prefecto por favor del Emperador, guiado por tu deidad.”

“Opposite Leo the Virgin is positioned in the sky bearing ears of corn, she who first revealed Justice and founded cities, the gifts through which it has been positive to know the gods.

“Therefore, the Syrian Goddess is at one and the same time the Mother of the Gods, Peace, Virtue and Ceres, weighing in her balance life and laws.

“Syria brought forth the constellation seen in the sky to receive worship in Libya. From this we have all learned.

“Thus did Marcus Caecilius Donatianus understood directed by your divinity, serving in the post of prefect, with tribune’s rank by the Emperor’s favor.”

Yo no tenía idea que en estos años (entre el 200 antes de Cristo y el 300 después de Cristo) todavía existía esta veneración por diosas que se sabe que existieron y predominaron miles de años antes.

Existe en Siria una ciudad no lejos del río Éufrates que se llama “La Ciudad Sagrada”, y es sagrada para la diosa Hera asiria, escribe Luciano de Samosata (125 a 181 después de Cristo), nacido en Siria. En esa época decir “asirio” era como decir “sirio”.

En De Dea Syria, Luciano se refiere al templo de Atargatis y Hadad en Hierápolis en Siria (80 kilómetros al noreste de Alepo). Hoy esta ciudad se conoce como Manbij. “Como centro del culto a la diosa siria de la fertilidad Atargatis, pasó a ser conocida por los griegos como Hierápolis, la ‘Ciudad Santa’.”

Atargatis se podría identificar con Hera. Y Hadad con Zeus. Pero también es necesario considerar a El (que sería Apolo).

Medalla de Hierápolis (342-331 a. C.) que muestra un busto de Atargatis usando una corona con una media luna y un círculo a su lado (a la izquierda) y al rey Abdahad conduciendo un carro. – Coin from Hierapolis / Bambyke (342-331 BCE) depicting a bust of Atargatis / “Atarateh” in Aramaic wearing a crown with a crescent and circle to her side (left) and king Abdahad driving a chariot (right)
(Classical Numismatic Group under a CC 2.5 license)

Es muy interesante la definición de Atargatis que hace el Oxford Classical Dictionary: “Atargatis (arameo Atar-Ata), diosa de Hierápolis-Bambyce en Siria, cuyo nombre habitual entre griegos y romanos era «Diosa Siria» (Dea Syria); Diosa Madre, dadora de fertilidad. Su templo fue reconstruido alrededor del 300 a. C. por Estratónice, esposa de Seleuco I (ca. 358-281 a. C., un comandante griego en el ejército de Alejandro Magno, que reinó en Babilonia y Siria desde el 305 a. C. al 281 a. C.). Su consorte era Hadad; el trono de éste estaba flanqueado por toros, el de Atargatis por leones. En Ascalón, Atargatis era representada mitad mujer, mitad pez. Los peces y las palomas eran sagrados para ella”.

LA VIRGEN CELESTE

A Atargatis se la representaba comúnmente con la corona mural y sosteniendo una gavilla de grano, mientras que los leones que sostienen su trono sugieren su fuerza y ​​su poder sobre la naturaleza.

Dice Sir James George Frazer —en “The Golden Bough” (capítulo 10, “El dios ahorcado”— que en el solsticio la Virgen que concebía y paría un hijo el 25 de diciembre era “la gran diosa oriental que los semitas llamaron la Virgen Celeste o simplemente la Diosa Celestial; en los países semíticos era una forma de Astarté”.

En el capítulo 9, “Atis”, Frazer afirma que el santuario de la gran Astarté siria de Hierápolis (uno de los centros religiosos más importantes del mundo antiguo), frecuentado por “enjambres de peregrinos y enriquecido por las ofrendas de Asiria y Babilonia, de Arabia y Fenicia, fue quizás en los días de su auge el más popular de oriente”.

Acá nos encontramos, en realidad, con una asimilación de varias diosas. La Britannica establece que la diosa Atargatis era “generalmente considerada como una forma de Afrodita. Su naturaleza se parecía mucho a la de su contraparte fenicia, Astarté, aunque también mostraba cierto parentesco con la Cibeles anatolia”.

Y no hay que olvidar que Marcus Caecilius Donatianus la asimilaba con Ceres.

En “Las metamorfosis”, de Apuleyo, Isis revela que ella, Ceres y Proserpina, Artemisa y Venus son aspectos de la única “Reina Celestial”; cf. Juno Caelestis, “Reina del Cielo”, la forma romanizada de Tanit, deidad principal de los cartagineses. Esto viene citado en el libro “The Virgin Goddess: Studies in the Pagan and Christian Roots of Mariology” (“La Diosa Virgen: Estudios sobre las raíces paganas y cristianas de la mariología”), de Stephen Benko (Brill, 1993). Benko sostiene que muchas de las características y atributos de la Virgen María fueron heredados de diosas paganas como Isis, Astarté y Cibeles.