“COMIENZA el baile y suena Pobre caminante de un tocadiscos. Entre los invitados que se animan a salir a la pequeña pista se encuentra Carlos Puccio, hermano del ex ministro socialista Osvaldo Puccio, jovencísimo junto a su señora, Marisol Guerra.”
Así lo describe la periodista Rocío Montes en la revista «Caras». “Fragmentos de la vida de Bachelet en la RDA: Un casamiento olvidado” se refiere al matrimonio (en 1977) de una pareja de exiliados chilenos en Potsdam, que quedó registrado en un documental donde aparecen Michelle Bachelet con Jorge Dávalos, y Carlos Puccio con la bailarina Marisol Guerra.
Conocí al cineasta Carlos Puccio Huidobro, quien falleció en agosto de 2014 después de una larga batalla contra el cáncer. Lo entrevisté varios meses antes, en noviembre de 2013, en su casa de Heriberto Covarrubias (“casi frente al Cine Hoyts”) acerca de Rosita Serrano.
Durante sus 17 años en Alemania Oriental, Puccio se había dedicado a investigar a la cantante chilena que triunfó en el III Reich. Tenía sus razones. El representante de las fuerzas armadas chilenas ante la Alemania nazi había sido su abuelo, el general de la Aviación Osvaldo Puccio Guzmán.
Nos reunimos a tomar el té en una soleada tarde primaveral. Un par de perros rottweiler nos observan mientras conversamos.
En medio de nuestra charla, lo llama su hermano Osvaldo (el ex vocero de Ricardo Lagos Escobar), quien fue compañero mío en el Instituto Nacional (“¡acá estoy con tu compañero!”, le dijo Carlos a Osvaldo). “Yo nunca compartí mucho con mi hermano este fanatismo por pertenecer al colegio”, me confesó, escéptico, Carlos, refiriéndose al “fervor institutano”…
Pese a que ambos egresamos en 1969 (somos de la famosa “Generación del 69”), no creo que me ubique Osvaldo Puccio Huidobro porque nunca fuimos compañeros de curso. Muy joven, él había sido famoso porque publicitó en la naciente televisión los “caramelos Yo-Yo de Calaf”. (Carlos estaba agradecido de que le recordara esta historia.) Después, Osvaldo, un líder natural, fue presidente del Centro de Alumnos.
Osvaldo Puccio fue embajador de la Concertación en Austria, Brasil y España. En los últimos días ha salido en las noticias por su participación en el directorio de AFP Provida.
Osvaldo egresó del Sexto de Letras, que era mucho más divertido que nuestros cursos matemáticos, y en el cual también estaban el pintor Jaime León, Moisés Valdebenito, Marco Antonio Fernández, el geógrafo Pablo Ventura…
(Otro hermano es el director del Hospital San José, José Miguel Puccio, quien fue médico de cabecera de Bachelet en su primer mandato.)
Tal vez lo más interesante de mi visita fue que Carlos tenía una copia del documento que Rosita Serrano firmó el primero de septiembre de 1940 asegurando que no tenía ascendencia judía. En su documental “Rosita, la favorita del Tercer Reich”, Pablo Berthelon Aldunate afirma que Rosita nunca firmó este documento. “Si no lo hubiera firmado, no habría podido actuar”, dijo Carlos. “¡Si ahí dice, poh! ¡Si no lo hubiera firmado, no existiría el documento!”
Pablo es sobrino nieto en segundo grado de Rosita Serrano (cuyo verdadero nombre es María Esther Aldunate del Campo). (No es “sobrino”, como dice en “El Mercurio” Mariana Marusic, coautora de “Rosita Serrano, La cantante chilena del Tercer Reich”, Ediciones B).
Ahora se encuentra filmando la película “Amapola Roja”, con Javiera Díaz de Valdés como protagonista, sobre los años en que Rosita Serrano triunfó en Alemania. Carlos Puccio quería crear un documental sobre ese mismo período. También, me dijo que Hans Jörg Koch había escrito una biografía de Rosita: «Roter Mohn. Das Leben der ‘Chilenischen Nachtigall’ Rosita Serrano. Eine Biographie«. Koch contaba, además, con una autobiografía que Rosita había comenzado a escribir. Carlos Puccio tradujo algunas páginas.
“Yo creo que un problema del documental de Pablo Berthelon es que mostró mucho a su mamá”, me dijo Carlos Puccio, refiriéndose a la cantante Isabel Aldunate, sobrina en segundo grado de Rosita Serrano. (Rosita era prima hermana de su padre; unos primos hermanos muy cercanos; cuando decide instalarse en Chile, Rosita vive largo tiempo en la casa de su primo hermano).
En todo caso, observa Carlos, Rosita “era momia. Ella salía con las cacerolas a protestar en contra de Allende”.
Durante un momento, Carlos va a preparar té a la cocina y me deja solo en el patio con los rottweiler. Yo no estoy muy contento, pero vuelve y no pasa nada. (Igual, es un momento que no voy a olvidar.)
Me hace pasar a su estudio, y me muestra cortos de documentales. La publicidad de los discos de vinilo de Telefunken que utiliza a Rosita Serrano con el águila de la Wehrmacht en la solapa. “Yo no creo que ella haya sido tan aguerrida como para esconder gente. Eso era muy peligroso en un país en guerra”, dice.
Comenta que a los alemanes les gustaba que Rosita hablara mal el alemán; lo encontraban exótico. Es paradójico que las más conocidas en Alemania eran extranjeras, escribió Puccio en un texto preparado como voz en off para su documental. “Llegadas entre 1937 y 1938, sus voces eróticas tenían un toque de libertad y lejanía. Rosita venía del lejano Chile; Zarah Leander, de Suecia, y Marika Rökk, de Hungría.”
El historiador Cristián Gazmuri comentó el libro de Víctor Farías «Los nazis en Chile», Editorial Planeta, del año 2000, que acusa de pro-nazi a la cantante: “No deja duda alguna el libro del profesor Farías de que, hasta comienzos de la Segunda Guerra mundial, Rosita Serrano se dejó mimar por la prensa alemana, toda ella controlada, y participó en muchos recitales o ceremonias, oficiales o semioficiales (todo es así en un totalitarismo). Pero deja igualmente claro que en los años 1940, cuando la barbarie nazi se hizo evidente, Rosita Serrano dio conciertos en beneficio de refugiados daneses y judíos en Suecia, hasta el punto que se dictaminó «que sus discos y grabaciones radiales deben ser requisados» (p. 421). Rosita Serrano debió finalmente abandonar Alemania en estado de indigencia, al ser bloqueados sus haberes, debiendo ser repatriada desde Estocolmo. ¿Se le puede acusar, como lo hace el autor, de ser una incondicional de la brutalidad nazi? No me parece.”
Con mucha gracia, Puccio me confidenció que durante mucho tiempo él no había creído cuando le contaron que Rosita Serrano había dicho que Hermann Goering, un gran admirador de Rosita, poseía servicios de oro (cuchillos, tenedores). Por eso, se sorprendió mucho cuando después encontró esa información en otro lado. Dicen que Goering invitó a Rosita al subterráneo a contemplar a su difunta esposa embalsamada.
Carlos Puccio pensaba que tal vez una importante autoridad militar nazi le advirtió a Rosita que era mejor que se fuera de Alemania porque iban a perder la guerra. O también podría haber sido Tobías Barros Ortiz, embajador de Chile en la Alemania nazi y padre de la actriz y cantante Carmen Barros (Marianela, del grupo Marianela y Los Gatos).
La orden de arresto es de noviembre de 1943, cuando ya las cosas iban muy mal: los nazis habían sido derrotados en Stalingrado y el norte de África; los aliados habían invadido Italia; Alemania estaba siendo bombardeada. “También en el caso de Rosita Serano (sic) no se hizo ningún arresto. La artista está actualmente en Suecia. Si vuelve al área del Reich, deberá enfrentar un proceso de investigación, ya que es sospechosa de espionaje.” (Un reportaje de la BBC muestra este documento que tenía Puccio. Agrega que llegó a ser tan famosa como las artistas germanas Zarah Leander y Marlene Dietrich. Zarah era sueca. Marlene se había refugiado en Estados Unidos muchos años antes de que asumieran los nazis.)